Residente de la Comédie-Française desde 2015, Rebecca Marder, de 26 años, se brilla en el escenario con La Ceriseraie y Fanny et Alexandre. Ella es la revelación de la ópera prima de Sandrine Kiberlain, “Une jeune fille qui va bien”, en cines a partir del 26 de enero.
Si la alegría fuera contagiosa, toda Francia olvidaría los gestos de barrera para colgarse de los faldones de Rebecca Marder. La actriz ilumina casi todo, en el escenario, en la pantalla y en las entrevistas. En Une fille qui va bien, Sandrine Kiberlain opone su llama ardiente a la oscuridad de la Ocupación y le ofrece un papel que resuena fuertemente en ella. Irène, de 19 años, la heroína parisina y judía de esta bella ópera prima, se prepara para el acceso al Conservatorio, estudiando a Marivaux y soñando con sus amores cuando la hora (1942) es de pesadilla. Una historia contada “en el presente”, donde la vivacidad de Rebecca Marder, sus emociones emocionantes, sin olvidar su belleza atemporal, dejan una huella imborrable.
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