Despues de una trilogía LGTBI, el cineasta estrena su quinto largometraje Down in Paris, filmado en las calles vacías de la capital durante el segundo confinamiento. Hitoen la trayectoria de un director underground muy talentoso.
Entre los cinéfilos a la antigua, la rareza de una película determina su precio. El notable Down in Paris, quinto largometraje de Antony Hickling, se estrenó el miércoles 2 de marzo de 2022, después de una selección en el festival Chéries-Chéris, en noviembre de 2021. Están previstas otras proyecciones, en Lyon o Chambéry. La reciente obtención de una recomendación de cine de autor por parte de la Asociación Francesa de Cines de Autor (AFCAE), podría abrirle otras salas en los próximos días. Deambular nocturno de un cineasta falto de inspiración, Down in Paris tiene evidentes resonancias autobiográficas: el duelo familiar, una ruptura, el momento en que el director casi abandona el plató de Where Horses Go to Die (2016). Incluso si, originalmente, no quería desempeñar el papel principal.
Nacido en 1975 en Johannesburgo de padre indio y madre inglesa, Antony Hickling se formó por primera vez en arte dramático en Manchester. Dos revelaciones entonces: una compañía de teatro queer, luego el trabajo de Derek Jarman, del que descubre, por casualidad, una película con un compañero de cuarto de artistas, en un televisor encendido, sin espectador. En 2006 se trasladó a Francia, donde estudió teoría queer en París 8. Completó su currículum con una estancia en el Centro Europeo de Formación en Producción Cinematográfica (CEFPF). Tras actuaciones artísticas filmadas, continúa con una trilogía LGBT, confidencial pero inventiva, provocadora pero distante.
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