martes, 22 de marzo de 2022

Romy Schneider y...: una retrospectiva en cuatro capítulos (I)

Romy y Magda Schneider: el pesado legado de “Mutti”

Con motivo de la gran exposición “Romy Schneider” que se inauguró el 16 de marzo en la Cinémathèque Francesa de París, aprovechamos pra realizar una mirada retrospectiva a cuatro figuras clave en la vida de la actriz. Hoy, su madre, una actriz ambiciosa, cercana a los dignatarios nazis, de los que se distanció pasando página al interpretar “Sissi”.
Romy Schneider y su madre Magda en New York, en 1958.
En las fotos hay un parecido. De tal madre, tal hija. Pero Magda tiene una mirada severa, una nariz en forma de V más puntiaguda, algo afilada, que la distingue a pesar de todo de su hija. Tenemos la impresión de ver las dos caras de Jano. ¿Una perniciosa, la otra seráfica? El destino de Romy Schneider (1938-1982) es inseparable de su madre, largamente ausente y luego siempre omnipresente, que tranquilamente terminó sus días en 1996, en Schönau am Königssee, en Baviera, en su imponente chalet de catorce habitaciones en madera oscura rodeada de geranios. Un entorno idílico llamado Mariengrund, con impresionantes vistas del lago Königsee debajo y el monte Jenner arriba. Pero también, tres kilómetros más al norte, en un lugar de siniestra memoria: Berchtesgaden y su “nido de águila”, cobijando la residencia de Adolf Hitler. 
Este chalet Mariengrund, Magda Schneider lo hizo construir gracias a sus primeras sueldos. Porque Magda también fue actriz, y no una actriz cualquiera. Lo ignoramos o lo medimos mal en Europa: al otro lado del Rin, mucho antes de ser la madre de Sissi, Magda fue una auténtica gloria nacional. Hija de un manager y una actriz, se inició como cantante de cabaret y en el teatro. En 1930, se pasó al cine y consiguió un pequeño papel en Boykott de Robert Land. A partir de 1932, gracias al éxito de una comedia EW Emo, Wrong Number, Miss (Fräulein – Falsch verbunden), donde interpreta a una telefonista, su carrera despega de forma deslumbrante. A un ritmo vertiginoso: ¡en seis años ha rodado nada menos que cuarenta películas! Muchas comedias ligeras y operetas sumergidas agua de rosas, típicas del "Wiener Film" , un género muy de moda en la época.
(cont.)

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