Un futuro próximo (Rollerball, 1975), de Norman Jewison
En el año 2018, tras las “Guerras Corporativas”, todos los problemas del mundo han sido sofocados tras la bancarrota y consecuente desaparición de las antiguas naciones y su sustitución por un gobierno de grandes conglomerados empresariales que controlan los recursos, desde la comida a la energía o el agua. Entre ellas, la más poderosa es Energy Corporation, de Houston, para la que incluso se han compuesto himnos al estilo de los nacionales que se cantan al comenzar los partidos. Por otra parte, la sociedad se basa en la uniformidad y el materialismo ha pasado a ser el destino último de la humanidad. Las masas son apaciguadas canalizando su violencia hacia un espectáculo deportivo rápido y ultraviolento, el rollerball, una combinación de los peores aspectos del rugby, el hockey, el roller derby, el motocross y el combate de gladiadores y en el que los jugadores a menudo resultan muertos o seriamente heridos. El objetivo del juego, que se libra en una pista ovalada, se organiza en una liga internacional y se retransmite por todo el mundo, es atrapar una pesada bola puesta en circulación por el árbitro, completar un circuito y encajarla en una estrecha portería.
Con guion de William Harrison había escrito a partir de su propio relato, The Roller Ball Murder (1973), publicado en Esquire. Norman Jewison lo convirtió en una película con mensaje que denunciaba el gusto por los deportes violentos, el poder de las corporaciones y los riesgos personales y sociales de renunciar al individualismo.
La película fue una de las primeras de ciencia ficción distópica en abordar el tema del individuo que triunfa contra la conformidad de una sociedad narcotizada de una sociedad inserta en un futuro confortable pero totalitario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario