Ante el éxito de La ruleta de la fortuna y la fantasía (Guzen to sozo, 2021), y en especial de Drive My Car, Oscar a la mejor película internacional, el japonés se ha mantenido durante mucho tiempo como un cineasta en la sombra. Maduró su método, y perfeccionó una escritura profusa y romántica.
Los japoneses no se meten con la cuarentena en tiempos de Covid. Ryusuke Hamaguchi había pagado el precio durante el verano de 2021 tras ganar el Premio al mejor guión en el Festival de Cine de Cannes por Drive My Car: de vuelta a casa, había estado confinado durante catorce días. Misma causa, mismos efectos a principios de año, tras un viaje a Estados Unidos para la campaña de los Oscar (concluyó por todo lo alto con el Oscar a la mejor película internacional) y una estancia en la Berlinale, donde formó parte del jurado. Se trata pues de un creador nuevamente enclaustrado en su apartamento de Tokio al que encontramos vía Zoom una mañana de febrero.
La ruleta de la fortuna y la fantasía está contada en tres movimientos, es una colección de historias protagonizadas por personajes femeninos que trazan las trayectorias entre sus elecciones y arrepentimientos. Un triángulo amoroso inesperado, una trampa de seducción fallida y un encuentro que resulta de un malentendido.
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