Jean-Louis Trintignant, en Nueva York, febrero de 1970 |
El silencio y luego su voz. Que tintinea, se escucha claramente, pero sin ruido, como si prolongara el silencio. Esta caricia vibrante es quizás lo que más amamos de Jean-Louis Trintignant, un seductor irresistible, que tenía en sus brazos a las más bellas actrices del cine francés (Brigitte Bardot, Catherine Deneuve, Romy Schneider, Anouk Aimée…), siendo todo lo contrario del cazador: malicioso, se veía más bien como “una víctima de la mujer". En pantalla, el tímido audaz podía desconcertar. ¿Era un amante o un asesino? A su voz se sumó otra arma letal: su sonrisa. Una hilera de dientes relucientes, que aparecían justo a tiempo. Signo de encantamiento o sonrisa malévola, depende.
En las décadas de 1960 y 1970, fue una gran estrella. Menos rentable que Delon y Belmondo, y por una buena razón. Como este último, Trintignant proviene del teatro, pero no conservó el el estilo. Al contrario. Al igual que Beckett, buscó evadirse (a sí mismo), buscando la menor cantidad de efectos posibles. Interiorizar el papel era su estilo. Nacido en 1930 en el seno de una familia burguesa de Pont-Saint-Esprit, en esta región de Gard a la que permaneció unido toda su vida, el joven Jean-Louis creció con un padre responsable, combinando las garantías de la moralidad - industrial, luchador de la resistencia y alcalde (Sección Francesa de la Internacional Obrera-SFIO) – y una madre mucho más caprichosa, que habría soñado con ser una actriz trágica. Y a quien le debemos este extraño enamoramiento: vistió a Jean-Louis de niña hasta que tuvo… 7 años. Podría haberla tenido en cuenta, pero no. "No me hizo infeliz", dijo más tarde. Viví la condición de mujer."
El director Claude Lelouch lo eligió como protagonista de su película Un hombre y una mujer (Un homme et une femme, 1966), en la que interpretaba a un piloto de carreras; la película fue un éxito mundial que lo convirtió en una estrella internacional. A partir de entonces se consagró con películas como Col cuore in gola (1967), de Tinto Brass; Los raíles del crimen (Compartiment tueurs, 1965) y Z (1969), de Costa-Gavras; El conformista (Il conformista, 1970), de Bernardo Bertolucci . En Italia, con su voz siempre doblada al italiano, trabajó con Dino Risi (en La escapada (Il sorpasso, 1962)), Ettore Scola y Valerio Zurlini.
Durante la década de 1970 fue parte de varias películas y en 1983 hizo su primera película en inglés, Bajo el fuego (Under Fire), de Roger Spottiswoode, aunque en realidad ya había participado en una película rodada en inglés, El gran silencio (Il grande silenzio, 1968), de Sergio Corbucci, pero lo hizo a condición de no tener que aprender ni una línea de diálogo, por lo que su personaje en dicha película era mudo. Tras Bajo el fuego, actuó en la última película de François Truffaut, Vivamente el domingo (Vivement dimanche!, 1983) . En 1986 participó en una secuela de Un hombre y una mujer titulada Un hombre y una mujer: 20 años más tarde (Un homme et une femme, 20 ans déjà).
Nick Nolte, Jean-Louis Trintignant, Joanna Cassidy en Bajo el fuego (1983) |
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