(cont.)
6.- Mi noche con Maud (Ma nuit chez Maud, 1969), de Eric Rohmer
Nuevamente, escucha con atención, pronuncia un "Oh, sí" de antología. Y allí nuevamente, su personaje se llama Jean-Louis. Ingeniero católico, quiere casarse con una rubia (Marie-Christine Barrault) pero pasa la noche con una morena (Françoise Fabian). ¿Es engañoso filosofar? Es terriblemente erótico, de todos modos, cuando piensas en ello, y a menudo piensas en ello, ¡tan inolvidable es la historia moral de Rohmer! Trintignant la citó entre sus películas favoritas, aunque, lleno de humor, juró que terminó usando tapones para los oídos en el set para cortar las explicaciones y consejos del cineasta.
7.- El conformista (Il conformista, 1970), de Bernardo Bertolucci
Ahí está, la famosa ambigüedad de Tritignant. En ese papel de fascista sin convicción, que se conforma con su clase social, a su época, hasta la abyección. Traumatizado desde niño por una agresión sexual, atormentado por el crimen que cree haber cometido, Marcello va por la vida disfrazado de hombre “normal”, burgués y cobarde. Un derroche de terrible oscuridad, adaptado de Moravia y ensalzado por la puesta en escena de Bertolucci. Un papel de oro para un actor que no se veía a sí mismo como un héroe.
8.- El tren (Le train, 1973), de Pierre Granier-Deferre
Un hombre y una mujer sumidos en la confusión del éxodo, en 1940. Adaptada de una novela de Simenon, este hermoso drama reúne de nuevo a Trintignant y a Romy Schneider, él como un modesto electricista francés, ella como una refugiada judía que huye de los nazis. A menudo transmitido por televisión, El tren da una idea de la popularidad del actor y la variedad de sus trabajos en los años 1970 y 1980. En la línea del público más generalista de su obra, hay cara a cara que nos gustaría volver a ver hoy (Flic Story (Historia de un policía) (1975), con Alain Delon) y otras que no hemos olvidado (Mi amante prohibido (Le Bon Plaisir, 1984), con Deneuve). Cada vez, en cualquier caso, su precisión deslumbra.
9.- Tres colores: rojo (Trois couleurs: rouge, 1994), de Krzysztof Kieslowski
Una joven modelo (Irène Jacob) se hace amiga de un juez jubilado... Después de la libertad y la igualdad, la última parte de la colorida trilogía del director polaco ilustra la fraternidad. Rojo de pasión, rojo de drama, de fuego… Suficiente para hacer las delicias de Trintignant, según quien un buen actor es “una página en blanco a la que le ponemos colores. Es muy humilde, la condición de un actor. En el cine es colaborador del director, como el ingeniero de sonido o el utilero."
10.- Amor (Amour, 2012), de Michael Haneke
Pensó en su momento que sería su última película y era casi cierto -todavía encontró a Haneke en 2017 para la irónica Happy End, y también a Lelouch con Los años más bellos de una vida (Les plus belles années d'une vie, 2019), donde se hizo cargo de nuevo del personaje de Jean-Louis Duroc por tercera vez. Digamos entonces que Amor, Palma de Oro en Cannes, fue su última gran película. Para acercarse al indescifrable misterio del actor francés, el cineasta austriaco le ofreció este detrás de cámaras, del que Jean-Louis Trintignant, que no era de presumir, admitió estar "muy orgulloso". En su estreno, la crítica estuvo dividida por esta historia de eutanasia: ¿belleza oscura o complacencia sádica? Emmanuelle Riva y su pareja, en cambio, consiguieron, la unanimidad de la misma. Enormes.
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