Radical en su concepción del arte, fiel a su activismo político, llevó una carrera atípica, inseparable de dos grandes figuras femeninas: Marguerite Duras y Chantal Akerman.
A fines de la década de 1960, Delphine Seyrig comenzó a romper con el cine "clásico". No estamos hablando de comerciales para todos, eso, ella nunca lo tocó. Pero el llamado cine de autor, que a sus ojos también parece tener sus límites, sus defectos ocultos. Su conciencia política rima con una exigencia cada vez más alta. Une sus elecciones directamente relacionada con sus ideas. En 1969, se negó a rodar los ensayos para La piscina (La piscine), Jacques Deray primero pensó en ella antes de elegir a Romy Schneider. Al leer el guión, Delphine Seyrig se avergüenza de todas las escenas en traje de baño, considera que “no tiene sentido”. Jean Rochefort, amigo y compañero de teatro, lo anima a aceptar, diciéndole que una película con Alain Delon no se puede rechazar. Sin embargo, se mantiene en sus treces. En cambio, hizo un largometraje mucho más iconoclasta, Mr. Freedom (1969), de William Klein. Una sátira antiimperialista dadaísta y pop, donde interpreta a una superheroína pelirroja vestida de animadora que se lleva bien con un Superman moralizador. William Klein es un reconocido fotógrafo y artista multidisciplinar, a quien Delphine Seyrig conoció en Nueva York. Se trata de un amigo con el que ya había trabajado, en Who Are You, Polly Maggoo? (Qui êtes-vous, Polly Maggoo?, 1966). Aparte de William Klein y algunos otros elecciones raras, decide rodar prioritariamente con directoras.
Delphine Seyrig, en India Song (1975) |
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