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La relación con Merivale demostró ser una influencia estabilizadora para Leigh, pero a pesar de su aparente alegría, el periodista Radie Harris la cita diciendo: «preferiría haber vivido una vida breve con Larry [Olivier] que enfrentarse a una larga sin él». Su primer marido, Leigh Holman, también pasó mucho tiempo con ella. Merivale se unió a ella para una gira por Australia, Nueva Zelanda y América Latina, que duró desde julio de 1961 hasta mayo de 1962, en la que la actriz disfrutó de críticas positivas sin compartir protagonismo con Olivier. A pesar de que todavía sufría episodios de depresión, continuó trabajando en el teatro y, en 1963, ganó un premio Tony a la mejor actriz en un musical por su papel en Tovarich. También apareció en las películas La primavera romana de la señora Stone (The Roman Spring of Mrs. Stone, 1961), dirigida por Jose Quintero, y El barco de los locos (Ship of Fools, 1965), dirigida por Stanley Kramer.
Vivien Leigh y Warren Beatty en La primavera romana de la señora Stone (1961) |
Su última aparición en pantalla en El barco de los locos fue un triunfo y emblemática de sus dolencias que estaban arraigando. Antes del rodaje, el productor y director Stanley Kramer tenía intención de que Leigh la protagonizara, aunque inicialmente no estaba al corriente de su frágil estado físico y mental. Hablando sobre su trabajo, Kramer recordó su valor al asumir el difícil papel: «Estaba enferma, y el coraje de seguir adelante, el coraje para hacer la película; fue casi increíble». Su papel estaba cargado de paranoia y tuvo como consecuencia crisis nerviosas que afectaron a su relación con otros actores, aunque tanto Simone Signoret como Lee Marvin fueron compasivos y comprensivos. En un caso puntual durante la escena de violación, Leigh se vio turbada y golpeó a Marvin con tanta fuerza con un zapato de tacón, que le marcó la cara. Leigh ganó el premio L'Étoile de Cristal a una actuación en un papel protagonista por su papel en la película.
Vivien Leigh y Lee Marvin en El barco de los locos (1965) |
En mayo de 1967 estaba ensayando para actuar junta a Michael Redgrave en la obra de teatro de Edward Albee Un delicado equilibrio (A Delicate Balance) cuando sufrió una recaída en su tuberculosis. Tras varias semanas de reposo pareció que se recuperaba. Durante la noche del 7 de julio de 1967, Merivale la dejó como de costumbre en su apartamento de Eaton Square para actuar en una obra de teatro y regresó a casa poco antes de la medianoche encontrándola dormida; alrededor de 30 minutos más tarde, entró en el dormitorio y descubrió su cuerpo en el suelo. Ella había intentado ir al baño y, cuando sus pulmones se llenaron de líquido, se colapsaron y se asfixió.
Su fallecimiento se dio a conocer públicamente el 8 de julio y las luces de todos los teatros del centro de Londres se apagaron durante una hora. Se celebró un servicio católico en la Iglesia de Santa María de Cadogan Street, en Londres, y a su funeral asistieron las celebridades del teatro y el cine británico. De acuerdo con sus últimas voluntades, Leigh fue incinerada en el crematorio de Golders Green y sus cenizas fueron dispersadas en el lago junto su casa de campo en Tickerage Mill, cerca de Blackboys, Sussex Oriental. Se celebró un servicio conmemorativo en St Martin-in-the-Fields, en el que John Gielgud leyó un panegírico.
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