La carrera de una actriz
La brutal muerte de la señorita Monroe que nos ha dejado a todos en un estado de incredulidad y ha provocado torrentes de comentarios. Como muchas estrellas establecidas, ingresó a Hollywood por la puerta de atrás, interpretando aquí y allá pequeños papeles en películas sin importancia donde solo contaba su apariencia. Sus primeros papeles simplemente la compararon con una mujer-objeto excitante, ofrecida y deseable. Los cronistas americanos también la habían apodado, no sin cierto desprecio, “la muñeca”.
En Eva al desnudo (Eve, 1950), de J.-L. Mankewicz, personificó el arribismo; en La jungla de asfalto (The Asphalt Jungle, 1950), de John Huston, ella era una joven tonta, abandonada al apetito de un anciano caballero. Marilyn Monroe era entonces solo una vampiresa sin cerebro y los espectadores la "apreciaban" como tal.
Luego vino la revelación de Bus stop (1956), la película de Joshua Logan, que finalmente liberó la personalidad de la actriz al darle a su personaje una asombrosa dimensión humana y patética: camino a Hollywood, la estrella humillada y fea por el maquillaje, solo requería un poco de amor y respeto. Consciente o inconscientemente despreciada por los hombres, iba a alcanzar la dignidad. De objeto pasa a ser persona.
Marilyn Monroe y George Sanders en Eva al desnudo (1950) |
Gilbert Salachas
¿Y pensamos en la responsabilidad del público en el destino de las estrellas?
Debido a que el público paga por su lugar en el cine, a menudo siente que tiene derecho a apropiarse de la estrella que está allí, en la pantalla. La prensa escribió tanto que Marilyn recibió millones y millones para ser vista que el espectador se siente con derecho. ¿Cuándo el peso de todas esas miradas hizo que Marilyn Monroe perdiera ese respeto por sí misma sin el cual la vida no es posible?
L'Osservatore Romano expresa su “profunda lástima” al anunciar la muerte de Marilyn Monroe
“Formulamos la expresión de nuestra profunda lástima, escribe L'Osservatore Romano sobre la muerte de Marilyn Monroe. Esperamos –continúa el diario– que, en la soledad desesperada de esta pobre mujer, en el último momento estuviera presente alguien, alguien que durante su vida estuvo distante y que la esperanza y la paz sonrieran a los moribundos.
Esta muerte, prosigue L'Osservatore Romano, no parece haber inspirado una meditación sincera, ni especialmente la reserva que la muerte debe imponer a las personas poco civilizadas, bajo el cielo que vivan."
Por su parte, Radio Vaticano declara que la muerte de Marilyn Monroe llega a los límites extremos de la tristeza: “El hombre es capaz de afrontar las más severas y trágicas mutilaciones físicas –añade Radio-Vaticano- para salvar su vida. Habría que tener el mismo coraje para salvar la propia vida moral y seguir el propio camino cuando uno se siente asfixiado en otra parte. También tenemos un alma que salvar."
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