Adaptada de la obra de Eiichiro Oda, la película de Gorō Taniguchi, actualmente en los cines, lamentablemente solo está dirigida a un público de aficionados, conquistado de antemano.
Usted que entra aquí, neófito, abandona toda esperanza: One Piece Film Red, dirigida por Goro Taniguchi, solo está destinada a un público culto y conquistado. Para principiantes, una actualización es fundamental... siempre que tengas ganas y tiempo: el manga de Eiichiro Oda celebra su 25 aniversario, con más de cien volúmenes publicados y una adaptación al anime que ha superado los mil episodios. Y aunque este enésimo largometraje cuenta una historia independiente de la odisea imaginada por su inagotable creador, parece que dejar a los turistas en la puerta es una cuestión de honor, pero qué idea, también, para empezar una epopeya al final. En fin, para que quede todo claro, de eso estamos hablando: de tontos, de momias, de críticos al borde de la locura.
Un viaje involuntario de LSD
Bienvenido (no) a la "edad de oro de la piratería", en un planeta de océanos infinitos salpicados de maravillosas islas. El joven Luffy y su tripulación, los héroes de One Piece, asisten, entre una enorme y colorida multitud, a un evento histórico: el primer concierto en vivo del ícono del pop Uta. Inevitablemente, canta (mucho) (demasiado), pero, sobre todo, la estrella trama un plan secreto, entre sueño y realidad, para devolver la armonía a los pueblos... ¿Paz y amor? Es complicado. Digamos que hay hongos mágicos, como en Woodstock. Y que como bautizo, One Piece Film Red resulta un poco rígido, en esa especie de viaje involuntario de LSD del que no se puede decir si era perfectamente feo o horriblemente hermoso.
Un viaje involuntario de LSD
Bienvenido (no) a la "edad de oro de la piratería", en un planeta de océanos infinitos salpicados de maravillosas islas. El joven Luffy y su tripulación, los héroes de One Piece, asisten, entre una enorme y colorida multitud, a un evento histórico: el primer concierto en vivo del ícono del pop Uta. Inevitablemente, canta (mucho) (demasiado), pero, sobre todo, la estrella trama un plan secreto, entre sueño y realidad, para devolver la armonía a los pueblos... ¿Paz y amor? Es complicado. Digamos que hay hongos mágicos, como en Woodstock. Y que como bautizo, One Piece Film Red resulta un poco rígido, en esa especie de viaje involuntario de LSD del que no se puede decir si era perfectamente feo o horriblemente hermoso.
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