(cont.)
Hay que contar historias, pero ¿cuáles? Diseñado originalmente para Canal+, el conjunto Histoire(s) du cinéma (1988) movilizará la energía de Godard a lo largo de la década de 1990. Solo con una vasta colección de películas y un banco de montaje, rehace el siglo en voz baja, lúgubre e incurable. Intacto, su amor por el cine se revela como lo que siempre ha sido: brutal, exclusivo, absoluto. Pero bajo una luz diferente, la del crepúsculo. Todo ha terminado, dice Godard, y te hablo de un lugar que sería una tumba si las vidrieras que hice superponiendo imágenes no trajeran un poco de luz allí. Desgraciadamente para él, incluso desglosada en varios productos culturales (DVD, libros, cajas, etc.), Histoire(s) du cinéma no generará los diálogos esperados con historiadores, científicos o artistas visuales.
Una mujer casada (1964) |
Ser amado, sí, pero no de cualquier manera, no por cualquiera
Presa de la necesidad de reconocimiento que el cine ya no le da, Jean-Luc Godard llama a la puerta del Collège de France, en vano. Entonces se ofreció como museo en vida: una exposición de la que serían objeto sus películas y él, director del proyecto, en el Centre Pompidou, entonces dirigida por Dominique Païni. Se produce un largo embrollo que desemboca en uno de esos distanciamientos a los que está acostumbrado Godard (uno de los más célebres y violentos le opuso a Truffaut, en los años setenta). Voyage(s) en utopie muestra en 2006 una fascinante "ruina" de una exposición con maquetas, bocetos, pinceladas de genialidad y una impresión de sabotaje que en definitiva es bastante fiel a la relación que mantiene Godard con el cine en general, y el suyo en particular. Epítetos innovadores, provocadores, incluso halagadores, nunca le han engañado sobre su lugar en un entorno que no ha decidido hacer suyo. Ser amado, sí, pero no de cualquier forma, por nadie. En nombre del arte si es posible, y no de la cultura. ¿Elitismo, requisito? Contra viento y marea, alabanza del amor, por usar el título de una hermosa película de 2001. Si las producciones de su laboratorio a orillas del lago de Ginebra tienden a espaciarse en los últimos veinte años, estas canciones de desesperación, al menos las más llamativas, todavía llevan los estigmas, y a veces la penetrante lucidez de una utopía que arroja sus últimas fuerzas contra el cáncer fatal de la melancolía: Film Socialisme (2010), Adiós al lenguaje (Adieu au langage, 2014) o El libro de imágenes (Le Livre d'image, 2018), estrenado hace cuatro años y que sin duda servirá de testamento.
Nuestra música (2004) |
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