El 18 de septiembre de 1905 nace en Estocolmo (Suecia), Greta Lovisa Gustafsson, conocida por su nombre artístico Greta Garbo.
De todas las estrellas del mundo de la galaxia de Hollywood, la voz de la Garbo fue la que despertó mayores especulaciones. Millones de los "fans" que la adoraban en todo el mundo esperaban ansiosamente la primera película hablada de la diosa de la pantalla, confiando en descubrir así alguna clave que les permitiese desentrañar su huidiza y enigmática personalidad.
Greta aportó madurez y pasión a la típica heroína de Hollywood. En lugar de ser pequeña y frágil, todo en ella era grande: las manos, la boca, los pies... Llenaba la pantalla con su poderosa presencia física. Representaba el amor como un rapto glorioso, como algo que se daba libremente, y no como el sometimiento de mala gana a un pretendiente, concedido con tacañería y pidiendo algo a cambio.
Mientras que otros sonreían afectadamente al tiempo que pronunciaban palabras cariñosas o movían artificialmente las pestañas, en la Garbo el cuerpo entero expresaba el amor con una vibrante intensidad que constituyó una verdadera revelación para el público estadounidense.
Fue la menor de tres hijos. La muerte de su padre cuando tenía catorce años de edad, le obligó a buscar empleo en unos grandes almacenes, donde hacía pases de moda, y en pequeñas películas publicitarias. Eso hizo que le diesen un papel en una comedia de dos rollos de duración, Luffar-Petter (1922), dirigida por Erik A. Petschler. Evidentemente le gustó la experiencia, pues inmediatamente después presentó una instancia para entrar en la famosa Escuela Real de Arte Dramático de Estocolmo, donde fue admitida.
Greta Gustafsson (a la izquierda) en su primer papel cinematográfico en Luffar-Petter (1922) |
Greta Garbo y Lars Hanson en una escena de la película La leyenda de Gösta Berling (1924) |
Greta Garbo en Bajo la máscara del placer (1925) |
(cont.)
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