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Mientras que un director mundialmente famoso y sofisticado como Stiller retrocedía frente a las demandas de los estudios, una tímida Garbo, que por aquel entonces tenía sólo veintiún años, les hacía frente negándose a interpretar otra vampiresa en El demonio y la carne (Flesh and the Devil, 1926). Recibió incontables cartas y telegramas ordenándole que se presentase a las pruebas de vestuario, primero del director de publicidad y luego del encargado de producción de los estudios, Irving Thalberg. Finalmente, tuvo que intervenir el propio Louis B. Mayer, quien le mandó una carta, medio amenazante y medio implorante, instándola a que se presentara a trabajar y explicándole los difícil que era encontrar papeles adecuados para ella. Es interesante observar que en ninguna de esas misivas se decía que el incumplimiento de las órdenes debía interpretarse como una cancelación de su contrato con el estudio. Mayer estaba dispuesto a retenerle el sueldo, pero no a correr el riesgo de perderla.
Greta Garbo y John Gilbert obtuvieron un notable éxito con El demonio y la carne (1926), especialmente cuando empezaron a divulgarse los rumores de que estaban también enamorados en la vida real |
Greta Garbo en El demonio y la carne (1926) |
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