miércoles, 19 de octubre de 2022

Mujeres de cine: Greta Garbo (IX)

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La reina Cristina de Suecia (Queen Christina, 1933), la única película de Garbo con Rouben Mamoulian, contiene dos de sus escenas más memorables. La primera ocurre cuando, a solas con su amante en la posada, vaga por el dormitorio acariciando suavemente los muebles con el fon de fijar para siempre la habitación en su memoria. La otra es el final de la película : una vez muerto su amante, Cristina se sitúa en la proa del barco que la conduce a España. Mientras la música sube en un marcado -crescendo-, la cámara se centra en un prolongado primer plano del rostro inmóvil de la Garbo, en una imborrable demostración de su capacidad como actriz para, sin renunciar a la sobriedad, suscitar y sugerir emociones en los espectadores. 
Greta Garbo y John Gilbert en La reina Cristina de Suecia (1933)
Graham Greene comenta en The Spectator (1935) que en Anna Karenina "...la base de la película la constituye la personalidad de la Garbo, que consigue trasladar algo de la grandeza de la novela a una adaptación simplemente correcta y respetuosa. Ninguna otra actriz de cine es capaz de transmitir la pasión física de manera que haga que el espectador crea en su importancia; y, sin embargo, no hay ninguna actriz que se apoye tan poco en sus propios encantos sexuales". 
Greta Garbo y Fredric March en Anna Karenina (1935)
Cecil Beaton en un comentario aparecido en Scrapbook en 1937, señala que su "interpretación como Margarita Gautier conseguía insuflar algo de humor y vitalidad a una melodramática historia de amor... Una actriz dotada de tales cualidades debería aparecer sólo en papeles que únicamente ella podría interpretar. Pero quizás su magia sólo sea una ilusión de la naturaleza que lleva a nuestra imaginación a hacer de ella un ideal que nunca podría ser."
Greta Garbo y Robert Taylor en La dama de las camelias (1936)
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