Un cine eminentemente social irrumpe, igualmente, en las pantallas del mundo, durante la década de 1930. Los orígenes humildes de muchas personas que consiguen superar los difíciles escalones sociales, aparecen una y otra vez de la mano de directores como Frank Capra, King Vidor y Frank Borzage. Del mismo modo las historias se personifican en actores como Gary Cooper y Joan Crawford, que en muchos casos podían representar su propia vida y la de muchos de los rostros familiares de la escena cinematográfica. El mundo de lo sencillo y lo popular adquiere consolidación; en igual medida los intereses femeninos son recuperados por la directora más personal de estos años, Dorothy Arzner.
Personajes sencillo y populares
Las humildes dependientas y los hombres que aportaban su sana y popular sabiduría a la política Washington constituyeron la contribución de Hollywood al espíritu del New Deal.
El advenimiento del sonoro a Estados Unidos al mismo tiempo que la Gran Depresión, introdujo un nuevo tipo de estrella cinematográfica: héroes y heroínas de la pantalla que hablaban el mismo lenguaje que los espectadores. Se trataba de personajes con los que el público podía identificarse fácilmente: hombre que habían aprendido cómo era la vida en la calles y muchachas que intentaban vivir de acuerdo con sus propios principios.
A diferencia de las remotas e inaccesibles estrellas del mudo, las de los primeros años de 1930 eran héroes con los pies en el suelo y heroínas sencillas y cotidianas, normalmente trabajadoras o dependientas. Se trataba de personas que o bien los reveses de la GranDepresión, o bien ofrecían consejos domésticos sobre cómo hacerles frente. Los primeros solían ser mujeres y los segundo, los que "filosofaban", era siempre hombres.
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