Arrebato (1979), de Iván Zulueta
José Sirgado (Eusebio Poncela) es un director de serie B en plena crisis creativa y personal, incapaz de romper con su expareja (Cecilia Roth). Inmerso en una espiral de autodestrucción, y con las drogas como acicate, José recibe noticias de un antiguo conocido, Pedro (Will More). Se trata de un extravagante joven que graba en Super 8 y cuya obsesión por controlar el ritmo de sus películas lo lleva descubrir el fotograma rojo. El hallazgo despertará la curiosidad de José, quien emprenderá un viaje hacia el “arrebato”. Hipnótica y decadente, esta metapelícula del llorado Iván Zulueta es lo más cerca que hemos estado en España de tener una genuina película de culto ajena a todo lo que no sea el mero impulso creativo: al margen de la industria y de modas, incluso su trayectoria comercial fue paradigma de la etiqueta de culto. Se estrenó casi a escondidas un año después de su rodaje, desapareció del mapa durante un par de décadas y solo empezó a ganar notoriedad a principios de este siglo, con su reestreno y el reconocimiento de sus valores. Mitad película de vampiros, mitad metáfora sobre la droga, asombrosa reflexión sobre el ingenio y la imaginación, hasta las fuerzas creativas que hay tras ella tienen un halo de malditismo propio del cine de culto: su protagonista, el cautivador Will More, hizo muy pocos papeles más, y permaneció desaparecido durante años, hasta su reciente muerte hace unos meses. E Iván Zulueta luchó el resto de su vida, hasta su muerte en 2009, con los temas vectores de Arrebato: el bloqueo creativo y la adicción a la heroína.
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