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5.- X (2022), de Ti West
Década de 1970. Texas. Wayne lidera un grupo de cineastas que planean rodar una película porno, “Las hijas del granjero”. Para ello han alquilado un caserón pegado a una granja donde vive una decrépita pareja de ancianos, que ignoran sus intenciones. Protagoniza la cinta Maxine, la novia de Wayne, con el concurso de otros dos actores que son pareja, Jackson y Bobby-Lynne, mientras que DJ ejerce de director con ínfulas autorales, y su novia Lorraine, reticente al rodaje, se ocupa del sonido. Pronto van a descubrir que sus anfitriones no solo son un par de viejos raros, sino que ocultan siniestras intenciones.
Brittany Snow, Kid Cudi, Owen Campbell, Jenna Ortega y Mia Goth en X (2022) |
Una maravillosa declaración de amor al cine. Una mirada nostálgica al Hollywood clásico de los estudios. Una llamada de atención a la responsabilidad de los que se dedican a hacer películas. Todo esto y mucho más es Mank, una película servida en glorioso blanco y negro muy contrastado en el que David Fincher traslada a la pantalla un guión escrito por su padre Jack Fincher, fallecido en 2003, y hasta donde yo sé el único que ha salido de sus manos. Se basa en hechos reales, centrándose en los esfuerzos del guionista Herman J. Mankiewicz –conocido por sus colegas y amigos como Mank– por escribir el libreto de Ciudadano Kane, la mítica película con que Orson Welles debutó en la meca del cine en 1941.
Los hermanos Joel y Ethan Coen vuelven a transitar el terreno del cine dentro del cine que les valió la Palma de Oro en Cannes y otros galardones, gracias a Barton Fink, 1991), pero en esta ocasión lo hacen con un tono muy diferente, detrás de la ironía amable se trasluce un auténtico homenaje al viejo sistema de los estudios de Hollywood, una fábrica de sueños que pese a sus inevitables defectos entregaba películas capaces de inspirar, entretener y conmover. No deja de tener su miga que el protagonista sea el jefe de Capitol Pictures, estupendo Josh Brolin, que duda entre seguir en la locura de producir películas o aceptar la oferta de irse a regentar otro tipo de fábrica, una de aviones, que le supondría un horario más humano y unos emolumentos bastante mayores.
George Clooney en ¡Ave, César! (2016) |
8.- Cinema Paradiso (1988), de Giuseppe Tornatore
Cinema Paradiso es una historia de amor por el cine. Narra la historia de Salvatore, un niño de un pueblecito italiano en el que el único pasatiempo es ir al cine. Subyugado por las imágenes en movimiento, el chico cree ciegamente que el cine es magia; pero, un día, Alfredo, el operador, accede a enseñarle al pequeño los misterios y secretos que se ocultan detrás de una película. Salvatore va creciendo y llega el momento en el que debe abandonar el pueblo y buscarse la vida. Treinta años después recibe un mensaje, en el que le comunican que debe volver a casa. Ganadora del Oscar y el Globo de Oro a la mejor película de habla no inglesa.
Salvatore Cascio y Philippe Noiret en Cinema Paradiso (1988) |
9.- Tropic Thunder: ¡Una guerra muy perra! (Tropic Thunder, 2008), de Ben Stiller
En la selva del sureste de Asia, se rueda una superproducción sobre la guerra de Vietnam en la que intervienen varias estrellas: Kirk Lazarus (Robert Downey Jr.), un actor que ha ganado tres Oscar; Jeff Portnoy (Jack Black), estrella de una popular y grosera saga de películas; Alpa Chino (Brandon T. Jackson) estrella del hip-hop metido a actor, y el novato Kevin Sandusky (Jay Baruchel). A medida que avanza el rodaje, las cosas van de mal en peor, sobre todo para Damien (Steve Coogan), el director de la cinta. Llega un momento en que todo el equipo se pierde en la jungla y tiene que librar una auténtica batalla para sobrevivir.
Ben Stiller y Steve Coogan en Tropic Thunder: ¡Una guerra muy perra! (2008) |
10.- The Artist (2011), de Michel Hazanavicius
Asombrosa y genial film de Michel Hazanavicius, cuya carrera hasta la fecha no era especialmente brillante, lo más destacado era la saga de espías OSS 117. Aquí ha tomado la opción radical de entregar una película muda a la antigua usanza, lo que incluye formato de pantalla 4:3, rótulos como los de antaño, acompañamiento de orquesta, gesticulación exagerada de los actores para remarcar su estado anímico... También el recurso al montaje paralelo o los ángulos al más puro estilo expresionista. Pero Hazanavicius no se limita a rodar una película que pudiera creerse que fue hecha en la etapa del cine mudo, sino que juega a que el espectador advierta lo que se ha quedado en el camino debido a los avances técnicos, y lo que supuso la introducción de las películas habladas en determinados actores, idea que estaba presente en clásicos como Cantando bajo la lluvia y El crepúsculo de los dioses, que son citados muy sutilmente. De modo que hay recursos geniales, en que el sonido puede aparecer inesperadamente, o en que un determinado ruido expresado en un rótulo puede ser un original hallazgo para sorprender al espectador. A los que atacan determinadas películas tachándolas de maniqueas, no se sabe cómo calificarán un film que sabe a obra maestra casi desde su arranque. Porque la película no deja de ser un cuento moral, con aire de folletín, donde hay espacio para las risas, las lágrimas y el amor, y en que se fustiga la soberbia y se alaba el amor desinteresado, que puede detectarse en la sensible Peppy, pero también en un simpático y fiel perrillo que es una de las figuras de la película. Hazanavicius ha hecho un casting perfecto, los actores parecen en efecto de finales de la década de los 20 y principios de los 30. Bérénice Bejo es de una belleza y bondad arrebatadoras, y Jean Dujardin atrapa todos los matices de quien cae desde lo más alto hasta el abismo.
Bérénice Bejo y Jean Dujardin en The Artist (2011) |
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