El 12 de diciembre de 1997 se estrenó la película estadounidense Mensajero del futuro (The Postman), dirigida por Kevin Costner e interpretada por Kevin Costner, Will Patton, Larenz Tate, Olivia Williams, James Russo, Rex Linn, Tom Petty, Shawn Hatosy, Mary Stuart Masterson, Peggy Lipton, Daniel Von Bargen. Productora: Warner Bros., Tig Productions. Duración: 177 minutos.
Sinopsis argumental. En el año 2013, los Estados Unidos son un lugar sin autopistas, leyes, ni esperanza en el futuro. Tras una guerra apocalíptica que casi ha destruido la civilización, los supervivientes intentan reagruparse en poblados, llevando una vida tranquila aunque muy primitiva. A este mundo atroz llega un enigmático personaje que viaja sin rumbo fijo y que tiene un don especial para interpretar a Shakespeare; pero posee algo mucho más importante: la capacidad de renovar las esperanzas perdidas.
Nominaciones y premios: 5 Premios Razzie, incluyendo peor película, director, actor (Costner) y guión; Nominada a los Premios Razzie: Peor película de la década y peor actor del siglo; 3 nominaciones a los Saturn Awards: Película ciencia-ficción, actor (Costner), actor secundario (Patton); Premio de los Editores de Sonido de EEUU: Nominada a mejor edición de sonido.
Comentario: La película es coherente con otros interpretados por Kevin Costner (Robin Hood, príncipe de los ladrones, Rapa Nui, Waterworld), donde se dibujaban dos grupos (los dominadores, violentos sin escrúpulos, y el pueblo, gente sencilla de sentimientos puros) y sus conflictos; pero resulta irregular. Lejos de Bailando con lobos, equilibrada descripción de la trayectoria vital del teniente Dunbar, desde su desesperanza hasta el descubrimiento del ser humano, La segunda película como director de Costner se empantana en un metraje innecesariamente largo. Las dudas del personaje (huir o representar su papel) no tienen reflejo adecuado en la pantalla, y el romance interesa poco. Las hermosas imágenes en un marco que recuerda a El planeta de los simios y una bella partitura no levantan la cinta, que falla en su decepcionante desenlace. El tono épico es a veces artificioso, y apela en exceso a la fibra sensible del público. Sólo en contadas ocasiones hay una sabia medida dramática.
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