Ava Gardner en Magnolia (1951) |
Con 18 años, Ava se había convertido en una bella joven de ojos verdes y una preciosa melena de color castaño. Así, en 1940 mientras estaba visitando a su hermana Beatriz en Nueva York, el marido de esta, que era fotógrafo, le pidió si le podía hacer algunas fotos y, satisfecho con el resultado, decidió colgarlas en el escaparate de su estudio fotográfico de la Quinta Avenida.
Dio la casualidad de que, mientras sus fotografías estaban expuestas en el establecimiento de su cuñado, Barnard "Barney" Duhan, un cazatalentos de los estudios Metro-Goldwyn-Mayer, las vio y decidió ponerse en contacto con ella. Duhan entró en la tienda y pidió su número de teléfono, pero no consiguió que nadie se lo diera. Finalmente, se fue comentando que "alguien tenía que enviar información de ella a MGM" y su hermana lo hizo inmediatamente. En poco tiempo, Ava, que aún era estudiante del Atlantic Christian College, viajó de nuevo a Nueva York para entrevistarse con los directivos que la MGM tenía en las oficinas de la ciudad y aquel mismo año se le ofreció un contrato de siete años con la compañía.
En 1941 dejó la escuela para ir a Hollywood con su hermana Beatriz y lo primero que hizo fue ir a clases de arte dramático y de dicción, ya que su acento de Carolina del Norte era prácticamente incomprensible.
En 1942 comenzó a intervenir como personaje secundario en largometrajes y en los siguientes años actuó en numerosas producciones de modesto presupuesto, como La casa encantada (Ghosts on the Loose, 1943), una comedia de terror que pertenece a la etapa de decadencia del gran Béla Lugosi, o Three Men in White, de 1944, una comedia dramática de médicos en la que intervenían también Van Johnson y Lionel Barrymore.
Su gran oportunidad llegó en 1946 con dos títulos: el thriller Señal de parada (Whistle stop), en el que tuvo un papel principal junto a George Raft, y el drama negro Forajidos (The Killers), basado en una historia de Ernest Hemingway, donde se lucía junto a un también jovencísimo Burt Lancaster y a Edmond O'Brien. Fue esta última película la que la puso en el mapa dentro de la industria de Hollywood.
En los siguientes años despuntó en Mercaderes de ilusiones (The Hucksters, 1947) (junto a Clark Gable), Venus era mujer (One Touch of Venus, 1948) y Soborno (The Bribe, 1949), un thriller dramático dirigido por Robert Z. Leonard, donde actúa junto a Robert Taylor que, según la leyenda, fue otra de sus conquistas amorosas.
Clark Gable, Ava Garddner y Edward Arnold en Mercaderes de ilusiones (1947) |
A partir de aquí, comenzó su reinado al encadenar producciones de muchos medios para los grandes estudios y realizar grandes interpretaciones. Sobresalen: El gran pecador (The Great Sinner, 1949), drama moral —que no moralista— con grandes trabajos de Gregory Peck y Ethel Barrymore y un guion impecable; Mundos opuestos (East Side, West Side, 1949), donde la actriz trabajó junto a James Mason, Barbara Stanwyck y Van Heflin, Pandora y el holandés errante (Pandora and the Flying Dutchman, 1951), drama onírico-vanguardista, donde Ava actuaba con James Mason y otra de sus sonadas conquistas, el torero Mario Cabré, rodando la película parcialmente en España y llenando los titulares de la prensa de la época. En esta etapa comenzaron sus escalas en Madrid, sus estancias en España y sus amores (con Luis Miguel Dominguín, Carlos Larrañaga...).
Ava Gardner en Pandora y el holandés errante (1951) |
(cont.)
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