Inolvidable Esmeralda en Notre-Dame de Paris (1956), de Jean Delannoy, había iniciado su carrera en fotonovelas y concursos de belleza, luego tuvo sus primeros papeles importantes en Fanfan, el invencible (Fanfan la Tulipe, 1952), de Christian-Jaque, o Mujeres soñadas (Les Belles de nuit, 1952), de René Clair Murió el 16 de enero, a la edad de 95 años.
Fan Fan el invencible (1952) |
Inevitablemente, los productores italianos se interesan por ella, pero por personajes cuya inteligencia es inversamente proporcional al tamaño de su pecho. Curiosamente, es en Francia donde encuentra sus primeros grandes papeles: la cajera del café que la imaginación de Gérard Philipe transforma en una criatura del harén en Mujeres soñadas. Y, también con Gérard Philipe, su radiante amante en Fanfan, el invencible (1952). Seguramente, la visión de la pequeña obra maestra de Christian-Jaque dio a los italianos la idea de hacerle encarnar a la campesina risueña y rolliza –“la Bersagliera”– de Pan, amor y fantasía (Pane, amore e fantasia, 1953), de Luigi Comencini. Luego también protagonizaría una segunda parte Pan, amor y celos (Pane, amore e gelosia, 1954), de tambien dirigida por Luigi Comencini. Triunfos que combinan hábilmente el neorrealismo, en boga en ese momento, y la comedia italiana que prevalecerá durante más de veinte años. Cansada de un personaje que le dio fama pero que ya la aprisiona, Gina Lollobrigida rechaza el tercer episodio de la serie: Pan, amor y... (Pane, amore e..., 1955), de Dino Risi: es sustituida por quien se convertirá en su eterna rival, Sophia Loren, impulsada a lo más alto por su marido, el productor Carlo Ponti.
Pan, amor y fantasía (1953) |
Salomón y la reina de Saba (1959) |
Su mejor película americana sigue siendo, sin embargo, La burla del diablo (Beat the Devil, 1953), un absurdo y disparatado thriller de John Huston, en el que, con guión de Truman Capote, unos ladrones se agitan en torno a una hipotética mina de uranio. “Estos hombres son peligrosos”, le dice Gina a su esposo (Humphrey Bogart). Y como él le pide que se explique, ella tiene esta línea magnífica: "No me miraron las piernas"...
En la década de 1960 regresa a Francia, a la llamada de Jean Delannoy, a quien debe uno de sus mayores éxitos: Esmeralda, junto a Anthony Quinn, en Notre-Dame de Paris (1956). Y salva, con sus bromas, Venus imperial (Venere imperiale, 1963) -interpreta a Pauline Borghèse, la hermana de Napoleón-, se hunde con Los sultanes (Les Sultans, 1966), inspirada en la novela de Christine de Rivoyre. Un crítico tiene esta fórmula lapidaria: “¿Por qué este plural? Hubiera sido mejor el singular: la película es insultante."
Venus imperial (1963) |
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