La zona prohibida (Forbidden Zone, 1980), de Richard Elfman
La nada típica familia Hércules se traslada a una casa en California, y en la bodega encuentran una puerta que nadie se atreve a abrir. Más allá de la puerta descubrirán el mundo de la Sexta Dimensión, donde habitan extraños personajes como el King Fausto que está buscando una nueva concubina, y se fija en Frenchy, pero esto provoca la cólera de su esposa la reina Doris. Más que una película de culto, un batiburrillo de referencias de la misma etiqueta, que abarcan desde el musical reivindicativamente ambiguo de Rocky Horror a la corrosiva disconformidad freak de La parada de los monstruos, pasando por la celebración involuntaria del error de Plan 9 o la anarquía con raíz en el music hall de Loquilandia. A ello añade otros elementos de indudable culto como la lisérgica animación en blanco y negro de principios de siglo o el cine porno de los setenta. El resultado, de una coherencia insólita pese a su extravagancia, fue rubricado por Richard Elfman, hermano de Danny Elfman, y también creador de culto por méritos propios. De hecho, la película y su magistral banda sonora es una adaptación de las performances de The Mystic Knights of the Oingo Boingo, un grupo teatral de vanguardia que posteriormente haría carrera nuevaolera, ya simplemente como Oingo Boingo, liderado por Danny Elfman. La historia, pura ironía posmoderna, acerca de una puerta que abre vías a otras dimensiones, es perfecta para aglutinar toda la locura en estado puro que propone el buen cult-cinema.
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