Stalker (1979), de Andrei Tarkovsky
En un lugar de Rusia llamado "La Zona", hace algunos años se estrelló un meteorito.A pesar de que el acceso a este lugar está prohibido, los "stalkers" se dedican a guiar a quienes se atreven a aventurarse en este inquietante paraje. Está basada –en términos generales– en el libro Picnic extraterrestre de los hermanos Arkadi y Borís Strugatski. Stalker significa «acechador». Quinto largometraje del gran realizador ruso Andrei Tarkovski (1932-1986) y el último que hizo en la Unión Soviética. El uso del vocablo inglés proviene de su empleo frecuente en el libro original de los hermanos Strugatski, que sitúa la acción en Canadá. Este film nos muestra la estética de Tarkovski con tomas largas, intensamente elaboradas, intercaladas con diálogos y poemas filosóficos. Stalker ha sido llamada una de las mejores películas dramáticas de la segunda mitad del siglo XX y ocupa el puesto 29 en la encuesta "Las 50 mejores películas de todos los tiempos" del British Film Institute. Estamos ante una bella parábola, que nos habla de los anhelos más profundos que alberga el espíritu humano. 'El Científico' y 'El Escritor' son incapaces de expresar con palabras qué quieren realmente, pero se encuentran en un estado anímico en que las respuestas que les dan sus respectivas disciplinas no parecen bastar. E inician el clásico 'viaje del héroe', dispuestos a arriesgar su comodidad por crecer en conocimiento. Y eso que el guía que les conduce, a modo de Virgilio, tampoco tiene las cosas completamente claras. Pero su misión, conducir a la fe a los viajeros, se explicita citando el pasaje evangélico de los discípulos de Emaús, incapaces de reconocer a su Maestro aunque les explica largamente las Escrituras. El dolor que transpira 'Stalker' ante la ceguera y las dudas de sus acompañantes, a pesar de la honradez que les reconoce, explota casi al final del film, y es entonces cuando entendemos lo mucho que le cuesta ejercer de guía, aunque su misión de poner a los hombres ante el sentido de sus vidas tenga, valga la redundancia, mucho sentido. Tarkovsky decía acerca de su empatía con 'Stalker': "Es como un hermano para mí, acaso descarriado, pero hermano al fin y al cabo. Comprendo de manera dolorosa sus momentos de conflicto con el mundo, que con tanta facilidad le hiere. Parece un niño, pero tiene la gravedad de un adulto a quien mueven convicciones no económicas, ideológicas o de ventaja personal, sino la responsabilidad por la vida y la felicidad de todos los hombres. Él querría que todo el mundo creyera no sólo en las realidades externas, sino sobre todo en las internas, que creyeran en sí mismos". Tarkovsky se muestra de nuevo contemplativo, pausado en la narración, y con una fuerza visual y sonora apabullante. El motivo del agua, omnipresente en el film, dota a toda la historia de una atmósfera inefable, de misterio ante lo que no se puede expresar con palabras.
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