A continuación y a modo de balance, mostramos un listado de las veinte mejores películas, en nuestra opinión, vistas en nuestro país durante el año que acaba de terminar.
1. Drive My Car (Doraibu mai kā, 2021), de Ryūsuke Hamaguchi
Está basada en un relato corto de Haruki Murakami de su colección de cuentos de 2014, Hombres sin mujeres. La película sigue a Yūsuke Kafuku (interpretado por Hidetoshi Nishijima) mientras dirige una producción multilingüe de la obra Tío Vania, de Antón Chéjov, en Hiroshima y lidia con la muerte de su esposa, Oto. Tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine de Cannes de 2021, donde compitió por la Palma de Oro y ganó tres premios, incluido el de mejor guion. La película recibió elogios generalizados de la crítica, y muchos la declararon como una de las mejores películas de 2021. Obtuvo cuatro nominaciones para la 94.ª edición de los Premios Óscar: mejor película, mejor director, mejor película internacional y mejor guion adaptado. Es la primera película japonesa nominada a mejor película. En la 79.ª edición de los Globos de Oro, la película ganó el premio a la mejor película en lengua no inglesa.
2. Memoria (2021), de Apichatpong Weerasethakul
Tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine de Cannes el 15 de julio de 2021, donde se hizo con el Premio del Jurado. Apichatpong Weerasethakul no había rodado fuera de su país, Tailandia, en otro idioma que no fuera el siamés. Por una vez se traslada a Colombia, donde recurre al español y al inglés, y utiliza actores reconocibles, sobre todo la británica Tilda Swinton, que también ejerce como productora, y el mexicano Daniel Giménez Cacho. Se trata por tanto de su trabajo más occidentalizado, lo que permite que se entienda más fuera de su país, así que se puede seguir la historia de la protagonista casi con normalidad, salvo porque abundan los elementos inquietantes, por ejemplo no se sabe muy bien si el tal Hernán es un espíritu, o la protagonista asegura en un momento dado haber hablado recientemente con un personaje fallecido hace años. El espectador tiene la sensación de estar contemplando una pesadilla en la que lo irracional convive con elementos cotidianos.
Película escrita, fotografiada, producida y dirigida por Paul Thomas Anderson. Realizada alrededor del estallido de la pandemia del coronavirus. La trama está impregnada de detalles que beben de sus emociones íntimas, y donde ha apostado por contar con una gran mayoría de actores desconocidos jóvenes, muchos simplemente hijos de amigos suyos, como Spielberg o Michael Giacchino. Aunque la gran intuición ha consistido en saber que tenía cerca una estrella actoral en potencia, Alana Haim, con la que había rodado junto a sus hermanas Danielle y Este los videoclips de su banda musical Haim. Ella hace a la perfección el papel de Alana, al igual que el recién llegado Cooper Hoffman –hijo del malogrado Philip Seymour Hoffman, con quien Anderson hizo The Master– es perfecto para interpretar a Gary, hay química, nos creemos su relación, el tira y afloja, los celos. Por otro lado, Anderson ha logrado que Sean Penn, Bradley Cooper y Tom Waits aporten la veteranía en sus pequeños papeles.
4. Pacifiction (2022), de Albert Serra
Película del inclasificable “autor” habitual de Cannes Albert Serra, de casi tres horas de metraje de hermosa factura, una ficción en las islas del Pacífico donde vuelve a demostrarse poseedor de un pulso narrativo propio, una capacidad de atrapar con la cámara imágenes de gran belleza, y un modo singularísimo de establecer un “mood”; rasgos que pueden irritar y agotar, pero donde hay que reconocer un innegable talento y cierta capacidad de riesgo, no se limita el cineasta a recorrer caminos trillados o a transitar en la pedantería. Sabe contrastar momentos en la hora mágica, magníficos amaneceres y crepúsculos, con De Roller en medio del graderío de un estadio o en clubes nocturnos.
5. Aftersun (2022), de Charlotte Wells
Multipremiada película británica que ha supuesto la puesta de largo de la habitual cortometrajista escocesa Charlotte Wells, que también ha escrito el guión, inspirado en sus propios recuerdos juveniles, pues de hecho se nota que habla de forma sentida sobre su lucha por entender a un progenitor con el que apenas tuvo trato. Le ha dado la alternativa el estadounidense Barry Jenkins, responsable de Moonlight, que ejerce como productor, y que parece su modelo a la hora de establecer un tono hiperrealista. La película está construida en dos tiempos, pues muestra imágenes de la protagonista en el presente, observando vídeos del pasado en los que aparece con su padre, mezclados con flashbacks que ofrecen una visión nostálgica e idealizada del pasado.
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