Género muy trabajado en los años 1950 y 1960 del pasado siglo con grandes superproducciones, ha vivido un cierto renacer en las últimas décadas, acompañado de los nuevos efectos visuales y sonoros.
6. Quo Vadis (1951), de Mervyn LeRoy
Cuando regresa victoriosamente a Roma, después de tres años en el campo de batalla, el general Marco Vinicio se enamora de Ligia. Pero ella es cristiana y sus creencias le impiden enamorarse de un guerrero. Aunque fue adoptada por un general retirado, jurídicamente es un rehén de Roma, de modo que Marco consigue sin dificultad que el emperador Nerón se la ceda en pago por sus servicios. Superproducción de la Metro sobre los primeros cristianos, basada en la novela de Henryk Sienkiewicz, que obtuvo ocho nominaciones a los Oscar, incluyendo mejor película, mejor actor de reparto, y mejor fotografía. Los guapos protagonistas Robert Taylor y Deborah Kerr fueron el principal reclamo, actores de moda, que estuvieron bien respaldados por un cínico y algo extravagante Peter Ustinov, en el papel de Nerón. Sophia Loren y Elizabeth Taylor hacen un cameo. La mezcla entre religión, cine histórico y romance eran los ingredientes perfectos para el buen cine de la época, y si a eso se le añaden grandes interpretaciones, el resultado es estupendo. Escenas gloriosas y decorados majestuosos que dejan huella en la retina, y convierten a la película en una de las mejores producciones bíblicas de todos los tiempos.
7. Julio César (Julius Caesar, 1953), de Joseph L. Mankiewicz
Julio César ha ido acumulando poder hasta convertirse en amo y señor de Roma. Una conjura se levanta contra él. Cuando muere asesinado a las puertas del Senado, llega la hora de Marco Antonio, que se enfrenta a Bruto y Casio. Con una inteligente puesta en escena y una excelente fotografía en voluntario blanco y negro, la película de Mankiewicz tiene un ritmo magnífico y demuestra que el cine es capaz de atrapar las esencias del mejor teatro. Entre otras muchas virtudes, esta gran versión fílmica del drama shakespeariano escrito en 1599 contiene un gran trabajo de Marlon Brando, en un papel secundario, sabiamente dirigido por alguien tan diestro como Mankiewicz, que empezó a trabajar en el cine en 1928 como traductor de intertítulos de la UFA en Berlín, por encargo de la Paramount.
La historia de Judá Ben-Hur parte de una novela escrita en 1880 por Lewis Wallace, un importante militar y político norteamericano. La trama narra las vicisitudes del noble judío Judá, de la rica Casa de Hur, que rompe con su gran amigo Messala, partidario de los romanos y quien le pedía el apoyo para la causa de Roma. Posteriormente Judá y su familia, mientras presencian un desfile del ejército romano desde su azotea, hieren por accidente a un oficial. Messala, despechado con su antiguo amigo, le condena aún a sabiendas de su inocencia. La madre y la hermana de Ben-Hur son encarceladas, mientras él es enviado a galeras. Allí luchará por sobrevivir y poder algún día tomar venganza ante la injusticia que ha padecido de forma cruel. Fue la película más cara de la historia y la más premiada por Hollywood (11 Oscar, incluido el de mejor película) y la más larga (tres horas y media) y la más oportuna, salvó a la Metro-Goldwin-Mayer de la quiebra.
9. Espartaco (Spartacus, 1960), de Stanley Kubrick
Espartaco era un esclavo tracio que fue vendido como gladiador a Léntulo Batiato. En Italia promovió y dirigió la rebelión de los esclavos (73-71 a.C.) contra la República romana. A medida que recorrían el país, innumerables esclavos se iban sumando a la rebelión. Espartaco intentará llegar con su ejército al sur de Italia para poner rumbo a sus hogares. Wyler no le ofreció a Douglas el papel de Ben-Hur (destinado a Charlton Heston), sino el de Mesala, que el actor rechazó herido en su amor propio. Se llevó 4 premios Oscar en 1961, entre ellos el de mejor actor de reparto (Peter Ustinov), fotografía, vestuario y dirección artística.
10. La caída del imperio romano (The Fall of the Roman Empire, 1964), de Anthony Mann
Imperio Romano, siglo II d.C. Marco Aurelio (160-181), el emperador filósofo, fue el último gobernante de la Edad de Oro romana. Muy a su pesar, tuvo que luchar contra diversos pueblos para defender las fronteras del Imperio. En política interior, su sueño era restaurar las instituciones republicanas, razón por la cual nombró sucesor a su protegido Livio, en detrimento de su ambicioso y corrupto hijo Cómodo. Pero éste no aceptó la decisión de su padre y se apoderó del trono. Una gran producción característica de Samuel Bronston, rodada en España. Cuenta con un brillante reparto, encabezado por Sophia Loren, que realiza una interpretación notable. El director, Anthony Mann, un experto narrador, combina la espectacularidad de las imágenes, con una historia trágica y un ambiente envolvente. Una película atractiva, indispensable para los grandes aficionados al cine histórico. Con un guion basado en los sucesos históricos del fin de la dinastía Antonina, plagado de tramas y conspiraciones políticas, La caída del Imperio Romano, que cuenta con secuencias espectaculares y una multitud de extras, es, sin duda, la última gran producción de romanos del Hollywood clásico.
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