Al final de la escalera (The Changeling, 1980), de Peter Medak
El célebre compositor musical John Russell (George C. Scott) se ve sacudido por una terrible tragedia, en un accidente fatal pierde a su esposa y a su hija. Desconsolado, se traslada de Nueva York a Seattle, donde consigue un amplio caserón donde trabajar tranquilo en sus composiciones. Pero no tan tranquilo en realidad, pues la casa ha estado deshabitada durante años, y hay extraños ruidos inexplicables. Al parecer en el pasado ocurrió una tragedia relacionada con un niño, cuyo fantasma podría seguir pululando por ahí. Con intrepidez, John trata de resolver el misterio que resuena con la reciente desgracia que le ha tocado vivir. Inquietante película de terror del cineasta de origen húngaro Peter Medak, que ha trabajado sobre todo en televisión y que aquí ofrece la mejor muestra de su talento para crear atmósferas inquietantes e intriga. Lo que de verdad funciona es el suspense, al que se presta muy bien la sobria interpretación de George C. Scott, como hombre que ya no sabe lo que es el miedo tras el dolor que le ha tocado sufrir, precisamente la mayor desazón le acomete cuando aparece esa pelota de goma botando con la que solía jugar su hijita. Entre los secundarios, y a pesar de la brevedad de sus papeles, están muy bien el veterano Melvyn Douglas, como un influyente senador con secretos que ocultar, y John Colicos como policía que quiere meter presión.
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