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Sin embargo, en Tres camaradas (1938), Borzage se acerca a la noción de generalizada de "espiritualidad" que caracteriza a todos sus personajes. Una historia de amor centrada en las vidas de tres soldados alemanes en los años que siguen a la I Guerra Mundial. Su estrecha relación se vera marcada por su amor por la misma mujer, mortalmente enferma de tuberculosis. la película le reportó a su protagonista femenina su única nominación al Oscar.
Posteriormente realizaría Vidas heroicas (Disputed Passage, 1939), con Dorothy Lamour, Akim Tamiroff, John Howard, Judith Barrett, que cuenta la historia de dos médicos que tienen concepciones diversas de su profesión. Desde una visión de la medicina abnegada y entregada, hasta la más materialista. Uno de ellos se enamora de una joven china. La puesta en escena y las interpretaciones son impecables. Y, El gran pescador (The Big Fisherman, 1959), con Howard Keel, Susan Kohner, John Saxon, Martha Hyer, que narra como antes de la muerte de su madre, Fara, una príncesa de linaje árabe y judío, se entera de que su padre es el temible Herodes. Llena de ira y rabia, abandona Palestina y lo busca para matarlo. Durante el viaje, las inclemencias del tiempo la obligan a buscar cobijo en una cabaña, cerca del mar de Galilea, donde vive Juan el Bautista, que la acoge con grandes muestras de hospitalidad. Para no levantar sospechas, durante su estancia, se disfraza de hombre. Recibió tres nominaciones al Oscar: fotografía color, dirección artística color, vestuario color. Basadas ambas en obras del clérigo luterano Lloyd C. Douglas, resultan excesivamente ingenuas y sentimentales. No obstante, en sus primeras películas sobre enamorados inocentes enfrentados al mundo, la total identificación de Borzage con sus personajes y sus momentos felices y desgraciados no deja el menor espacio al sentimentalismo que cabría esperar encontrar en los melodramas de los años 1930. (cont.)
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