La canción de los nombres olvidados (The Song of Names, 2019), de François Girard
En pleno estallido de la Segunda Guerra Mundial, el pequeño Dovidl llega a Londres como refugiado judío desde su Polonia natal. Con solo 9 años es un prodigio del violín, lo que propicia su acogida en una destacada familia británica, que le integra como un hijo más y promociona sus estudios musicales. Dovidl se convierte en el mejor amigo de su nuevo “hermano” Martin. Años después, Dovidl está a punto de ofrecer su primer y esperado concierto, pero horas antes desaparece sin dejar rastro, provocando la vergüenza y la ruina de la familia, y dejando a Martin sumido en la tristeza y la incertidumbre. Convertido en profesor y experto musical, Martin (Tim Roth), ya adulto, descubre por casualidad a un joven violinista que le muestra una filigrana estilística que sólo Dovidl podría haberle enseñado. Martin comienza entonces una búsqueda que le llevará a recorrer medio mundo y a adentrarse en su propio interior para intentar dar respuesta a las preguntas silenciadas durante tantos años. El canadiense François Girard vuelve a abordar una trama donde tiene importancia primordial la música, como lo hiciera anteriormente en El violín rojo y El coro. En esta caso adapta una novela de Norman Lebrecht, que convierte en guión Jeffrey Caine, responsable de los libretos de El jardinero fiel –otra adaptación– o Exodus: Dioses y reyes, trama judía por excelencia, la bíblica historia de Moisés y el éxodo del pueblo de Israel.Girard acierta al crear intriga, y funciona la estructura narrativa de indagación sobre el paradero de Dovidl por parte de un Martin adulto, que le lleva a viajar a lugares diversos como Varsovia y Nueva York, y los recuerdos del pasado y de cómo se forjó la amistad de los dos protagonistas.
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