Scanners (1981), de David Cronenberg
Sólo 237 personas en todo el mundo son "scanners", seres humanos con unos extraordinarios poderes mentales. Cameron Vale (Stephen Lack) es un scanner, un hombre que posee poderes telepáticos y telequinéticos y que es utilizado por el científico Paul Ruth (Patrick McGoohan), dirección de la sección de scanners de la empresa ConSec, para detener a Darryl Revok (Michael Ironside), otro poderoso scanner que pretende liderar una revuelta para dominar el mundo. David Cronenberg en uno de sus principales ejemplos de su terror corporal, Scanners, película de ciencia-ficción e intriga criminal que enfrenta mental y físicamente a individuos dotados de poderes paranormales. La película se maneja con interés en su inicio, con imágenes de impacto (con explosión de cabeza incluida) y una trama que prometía más de lo que luego ofrece, progresando en un choque bastante simple e insulso, aunque bien enrarecido, con claves de venganza familiar, conspiración, experimento científico que sale mal, corruptelas de empresa y megalomanía. Jennifer O’Neill, aunque acreditada como protagonista, está casi de adorno (y tarda mucho tiempo en aparecer) en una historia que destaca por la música de Howard Shore y, sobre todo, por las apariciones desquiciadas de Michael Ironside, quien tanto hace estallar cráneos como le ponen los ojos en blanco en un clímax con duelo resuelto de manera abrupta.
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