El principal director de la factoría de Marvel, James Gunn, es ahora uno de los jefes de los rivales DC Studios (propietarios de Superman, Batman y compañía). Esto no le impide entregar in extremis un último éxito de Marvel, hoy en los cines, tercer "volumen" (en el sentido discográfico del término) de una serie de aventuras galácticas estrenada en 2014 por una emocionante primera película.
Como era de esperar, Gunn monta su pequeña banda de filibusteros espaciales al ritmo del MP3 de su líder Star-Lord (Chris Pratt). A partir de la década de 1970, avanza una década con cada obra. Éste, por tanto, comienza con una versión acústica de Creep, de Radiohead. El resto de la banda sonora es un poco menos convincente. Apostamos a que se trata de vestir una obra más oscura, que opone a los Guardianes al creador de Rocket Raccoon (el mapache cyborg apodado por Bradley Cooper), el Maestro de la evolución. Una especie de demiurgo autoproclamado, eugenista fanático, que quisiera poblar el universo con una especie perfecta.
Esta tercera entrega enfrenta a los "Guardianes" contra el fanático creador de Rocket, el mapache cyborg |
La otra pata es la de un director real, unido a un creativo real. Habiendo trabajado en los estudios Troma de Lloyd Kaufman, da fe de su gusto por la monstruosidad a la hora de imaginar la textura de una estación espacial construida en materia orgánica. Y sobre todo cuando los protagonistas tienen que intervenir para despejar un pasaje. O cuando es necesario concebir los rostros de la población antropomórfica creada por el científico loco...
De izquierda a derecha: Groot, Star-Lord (Chris Pratt), Nebula (Karen Gillan), Rocket Racoon, Drax (Dave Bautista) y Mantis (Pom Klementieff) |
No todo funciona, sobre todo las autoreferencias –el “fan service” en la jerga–, como el regreso de la canción Come and Get Your Love o los insistentes gritos de los faros (de nave espacial) lacrimógenos. Pero el conjunto sigue siendo atractivo. Ahora sería cuestión de apegarse a él y no hacer Watchmen, vol. 4. Principalmente porque no deseamos escuchar la lista de reproducción de los 2000.
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