La bella y la bestia (La Belle et la Bête, 1946), de Jean Cocteau
Érase una vez la historia de un padre de familia que se gana la vida siendo mercader. Durante mucho tiempo, el negocio prosperó beneficiándose de las riquezas de su buena posición. Cuando los buques mercantes del padre se pierden en el mar, la familia sufre las consecuencias de la más absoluta de las miserias, mientras las pérdidas económicas se suceden. Los cuatro hijos y la mujer intentan sobrevivir de la mejor manera posible pero dos de las hermanas son seres egoístas que explotan a la más pequeña, Bella. Un día, el padre se pierde en la espesura del bosque y llega a un castillo donde vive alguien conocido como "la Bestia". Con el fin de salvar a su progenitor de las garras del señor del castillo, Bella decide ir a vivir con su enemigo; el cual se convertirá en su captor por el resto de sus días, pero demostrará ser menos horrible de lo que aparenta... El polifacético artista francés Jean Cocteau escogió, para su segundo filme como director, una adaptación del célebre cuento de hadas de Mme. Leprince de Beaumont, tantas veces llevado a la gran pantalla. Con la mirada lírica que lo caracteriza, Cocteau ofrece una historia mágica y onírica en la que el propio cineasta pide, en los rótulos de inicio, la colaboración del espectador para que se convierta en un niño y se deje llevar por la ilusión de la infancia. No en vano Cocteau fue uno de los introductores del surrealismo en el cine francés. Esta versión de la romántica historia, centrada en el triunfo de la belleza interna sobre la externa, está considerada una película fundamental en el devenir del cine europeo de la época y un clásico del cine fantástico moderno. Contribuyen a su encanto las inolvidables interpretaciones de Jean Marais (amante en la vida real de Cocteau) en el papel de Bestia y de la hermosa Josette Day como Bella.
Es la primera versión cinematográfica del cuento homónimo de 1757 y está reconocida como un clásico del cine francés.
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