La posesión (Possession, 1981), de Andrzej Zulawski
Berlín, antes de la caída del muro. Al volver de un viaje de negocios Mark descubre que su joven y bella mujer Anna está cada vez más descontenta con su matrimonio y desea divorciarse. Atraviesan juntos una serie de situaciones complicadas en torno a su relación, propiciadas por la obsesión de él, que todavía la ama, por averiguar qué ha sucedido, y por el creciente histrionismo de ella. Aunque Anna asegura que su deseo de separarse no está relacionado con la aparición de ningún otro hombre, Mark averigua que ella tiene un amante llamado Heinrich. Mientras, Mark también conoce a Helen, la profesora de su hijo Bob, que tiene un extraordinario parecido físico con Anna pero un temperamento del todo opuesto. Casi sin darse cuenta, Mark inicia una relación amorosa con Helen, lo que va diluyendo su obsesión con Anna. Sin embargo, gracias a una compañía de detectives privados averiguará que sí hay una aterradora razón para el extraño comportamiento de su mujer.
Una película, sin duda, delirante, pero a la que no cabe negarle una tremenda fuerza en el apartado visual, con mención especial para la primera aparición del monstruo, que es de esas que le hielan a uno la sangre. Dirigida por el polaco Andrzej Zulawski, la cinta es una alegoría enloquecida sobre la esencia misma del mal y su desarrollo y la protagonizan la estrella francesa Isabelle Adjani, que consiguió un Cesar y la Palma de Oro en el Festival de Cannes a la mejor actriz, y el australiano Sam Neill.
No hay comentarios:
Publicar un comentario