El 18 de septiembre de 1973 se estrenó la película española El espíritu de la colmena, dirigida por Víctor Erice e interpretada por Fernando Fernán Gómez, Ana Torrent, Teresa Gimpera, Isabel Tellería, José Villasante, Ketty de la Cámara, Estanis González, Juan Margallo, Laly Soldevila, Miguel Picazo. Productora: Elías Querejeta, CB Films. Duración: 94 minutos.
Sinopsis argumental: Transcurre en una aldea de Segovia, poco después de finalizar la guerra civil española. Con atmósfera triste y melancólica, y heridas no cerradas ni expresadas entre los adultos, seguimos a una familia, el padre, Fernando, que cuida unas colmenas, la madre, Teresa, que escribe una misteriosa carta, y las dos hijas, unas niñas, Isabel y Ana, que descubren la magia del cine, juegan junto a las vías del tren, y frecuentan una casa abandonada.
Nominaciones y premios: Festival Internacional de Cine de San Sebastián: Concha de Oro (Mejor película).
Comentario: Fábula sobre la opresión y los sueños rotos en la España de la posguerra, atravesada por el amor al cine, y por el despertar de la infancia a la crudeza de la vida. Para muchos, la mejor película española de todos los tiempos. Víctor Erice, respaldado en el guión por Ángel Fernández Santos, hace un sensible dibujo de la infancia, utilizando el mito prometeico de Frankenstein. Fue el debut de una jovencita Ana Torrent, acompañada en el reparto por la niña Isabel Tellería, y los estupendos Fernando Fernán Gómez y Teresa Gimpera. Atravesada de cabo a rabo por un aliento poético subyugante, somos testigos de la España vaciada salida del trauma de una guerra fratricida, y del modo en que funciona la imaginación infantil, que a veces lleva a actuar con crueldad –la pequeña que se diría muerta–, y otras a compadecerse de las necesidades ajenas, llevada por la compasión que no sabe de ideologías políticas y otras complicaciones del mundo de los adultos. El paralelismo que surge entre la película proyectada en un salón de reuniones en el pueblo, y la pérdida de Ana y su búsqueda por parte de todo el pueblo, se introduce con una pasmosa naturalidad, y da pie a imágenes tan sobrecogedoras, como la del reflejo en el agua del rostro de Ana y el monstruo. Preciosa la fotografía de Luis Cuadrado, y resulta muy sugerente el uso de la tonadilla infantil de la canción "Vamos a contar mentiras", con su inteligente subtexto. Erice demuestra también su dominio de la elipsis en todo el metraje, lo que incluye escenas como la de la balacera nocturna. Se conmemora el quincuagésimo aniversario de su estreno.
Nominaciones y premios: Festival Internacional de Cine de San Sebastián: Concha de Oro (Mejor película).
Comentario: Fábula sobre la opresión y los sueños rotos en la España de la posguerra, atravesada por el amor al cine, y por el despertar de la infancia a la crudeza de la vida. Para muchos, la mejor película española de todos los tiempos. Víctor Erice, respaldado en el guión por Ángel Fernández Santos, hace un sensible dibujo de la infancia, utilizando el mito prometeico de Frankenstein. Fue el debut de una jovencita Ana Torrent, acompañada en el reparto por la niña Isabel Tellería, y los estupendos Fernando Fernán Gómez y Teresa Gimpera. Atravesada de cabo a rabo por un aliento poético subyugante, somos testigos de la España vaciada salida del trauma de una guerra fratricida, y del modo en que funciona la imaginación infantil, que a veces lleva a actuar con crueldad –la pequeña que se diría muerta–, y otras a compadecerse de las necesidades ajenas, llevada por la compasión que no sabe de ideologías políticas y otras complicaciones del mundo de los adultos. El paralelismo que surge entre la película proyectada en un salón de reuniones en el pueblo, y la pérdida de Ana y su búsqueda por parte de todo el pueblo, se introduce con una pasmosa naturalidad, y da pie a imágenes tan sobrecogedoras, como la del reflejo en el agua del rostro de Ana y el monstruo. Preciosa la fotografía de Luis Cuadrado, y resulta muy sugerente el uso de la tonadilla infantil de la canción "Vamos a contar mentiras", con su inteligente subtexto. Erice demuestra también su dominio de la elipsis en todo el metraje, lo que incluye escenas como la de la balacera nocturna. Se conmemora el quincuagésimo aniversario de su estreno.
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