Acción acuática: Las mejores películas ambientadas en el mar (VII)

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30. El hidalgo de los mares (Captain Horatio Hornblower, 1951), de Raoul Walsh

Adaptación a la pantalla del personaje creado por C.S. Forester, capitán de barco durante las guerras napoleónicas, interpretado por el gran Gregory Peck. Mezcla de aventuras y amor, se trata de una producción británica dirigida por el neoyorquino Raoul Walsh (Murieron con las botas puestas), quien fiel a su estilo dinámico compone unas escenas navales muy vistosas.

31. Chacales del mar (Hurricane Smith, 1952), de Jerry Hopper

Adaptación del relato de Barrett Willoughby que en 1938 Henry Hathaway convirtiera en la notable Lobos del norte (Spawn of the North). Propone una interesante trama de aventuras, resuelta con modesta eficacia por un director que nunca se distinguió ni por la imaginación ni por el vigor narrativo.

32. Gift Horse (Glory at Sea) (1952), de Compton Bennett

La película sigue la historia del barco ficticio HMS Ballantrae y su tripulación desde el momento en que se unen en 1940 hasta que emprenden una misión unidireccional para destruir un dique seco controlado por los alemanes en Francia. El título es una referencia al viejo proverbio "A caballo regalado, no le mires el diente".

33. El pirata Barbanegra (Blackbeard the Pirate, 1932), de Raoul Walsh

Impecable clásico del cine de aventuras. Dirigida por Raoul Walsh, uno de los maestros del cine de aventuras estadounidense, El pirata Barbanegra es una divertida película de piratas, llena de acción, duelos, romances y todo lo que se supone que debe tener una buena cinta de este género. A cambio, históricamente es más bien poco fiable. Excelente interpretación de Robert Newton en el papel de Barbanegra.

34. La isla de los corsarios (Against All Flags, 1952), de George Sherman

Aventuras clásicas de los piratas de toda la vida, con paraje exótico, galán, preciosa joven y enfrentamientos cuerpo a cuerpo. La pareja protagonista no puede estar mejor escogida, Errol Flynn y Maureen O'Hara. Dirige la aventura un esmerado George Sherman.

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