¿Mostrarles a sus hijos una “buena película antigua”? No siempre es fácil… A menos que se los atraiga con una “pelea de pasteles” como la de La gran carrera alrededor del mundo.
Para convencer a los jóvenes excursionistas, hace falta una zanahoria al final del camino: un lago, un orejones, una marmota. Lo mismo ocurre con los jóvenes cinéfilos, que no siempre están dispuestos a escuchar nuestros viejos consejos. La pelea de pasteles es un clásico del cine mudo, al menos desde la famosa The Battle of the Century (1927), de Clyde Bruckman, con Laurel y Hardy. La cual ha sido incluida en numerosas películas en color y que constituye la pieza de valor de cada una de estas tres comedias familiares. Y puede servir como cebo para los hijos que necesitan emociones fuertes.
1. Vuelven los mosqueteros (Les Trois Mousquetaires, 1953), de André Hunebelle
Ciertamente, esta versión no es la brillante versión de 1948 de George Sydney, con Gene Kelly, pero no merece su mala reputación. Sólo por el personaje cómico de Planchet, interpretado por Bourvil, y los diálogos de Michel Audiard, ya merece que mostremos a nuestros hijos esta película de capa y espada. Y obviamente por la escena de las tartas de crema, menos conocidas que las de las jarras de vino, pero igual de sabrosas.
2. La gran carrera del siglo (The Great Race, 1965), de Blake Edwards
La mayoría de las películas de Blake Edwards son accesibles al público joven, pero ésta más. El autor de La pantera rosa (1963) y El guateque (1968) puso de moda las películas sobre coches anteriores al impacto del petróleo, pero lo que le interesa no es tanto la carrera Nueva York-París, pasando por Rusia, sino la magia del gag a la vieja usanza, del slapstick, de lo grotesco. La película también está dedicada a Laurel y Hardy. Hay que esperar dos horas bastante largas hasta la escena legendaria: una gigantesca pelea de tartas en una cocina impecable durante la cual Tony Curtis se salva milagrosamente de la más mínima mancha.
3. Bugsy Malone, nieto de Al Capone (Bugsy Malone, 1976), de Alan Parker
La primera película de Alan Parker. Y no lejos de ser su mejor momento. Fusión de musical y película de mafia, Bugsy Malone ilustra la guerra de bandas en Nueva York en los años 1920, en plena prohibición. Entre dos ajustes de cuentas entre Fat Sam y Dan el Dandy, las chicas levantan las piernas al son de la música. Pero también es una película única en su género, ya que los actores tienen entre 8 y 12 años y las ametralladoras disparan nata montada. Se trata, pues, ante todo, de una parodia. Que culmina con este final en un clan donde todos los niños se matan con nata montada antes de cantar sobre la paz y la amistad.
Batalla de tartas en Bugsy Malone, nieto de Al Capone (1976), de Alan Parker. |
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