Arañas aterradoras, un éxito rotundo… Estrenada el 27 de diciembre, Vermin: La plaga (Vermines, 2023), de Sébastien Vanicek, sorprende llenando las salas. Tras Animal Kingdom, la fantasía hecha en Francia goza de gran popularidad entre los jóvenes.
Las vacaciones navideñas han impulsado la asistencia al cine a principios de 2024. Si el musical fantástico de Wonka (2023), con Timothée Chalamet, o Los tres mosqueteros: Milady (2023), con el cuarteto François Civil-Vincent Cassel-Pio Marmaï-Romain Duris, estaba previsto, el inicio del viaje de Vermin: La plaga constituye una feliz sorpresa.
Esta historia, llevada al máximo, de un grupo de jóvenes atrapados en un edificio de las afueras de París infestado de arañas especialmente agresivas ha atraído ya a 151.000 personas en doce días de su estreno. Con cerca de 20.000 espectadores (anticipos incluidos) el día de su estreno, el convincente primer largometraje de Sébastien Vaniček logró incluso el mejor comienzo para una película de terror francesa desde Deep in the woods (En lo profundo del bosque) (Promenons-nous dans les bois, 2000), de Lionel Delplanque, hace veinticuatro años.
Este resultado, que no estaba previsto, es también una buena noticia para el cine de género realizado en Francia. Porque Vermin: La plaga atrae también a los menores de 26 años, un público muy aficionado a las franquicias de terror americanas como Expediente Warren: The Conjuring (2013) o La monja (The Nun, 2018), pero que, hasta entonces, tendía a rehuir de las producciones francesas, por muy exitosas que fueran, por poner sólo un ejemplo. Los igualmente espeluznantes saltamontes de La nube (La Nuée, 2020) la muy buena ópera prima de Just Philippot, atrajeron a menos de 45.000 espectadores en 2021.
El éxito está siendo tan bueno que ha dado alas a otros productores y distribuidores que hasta ahora se han mostrado muy cautelosos. Durante la campaña de promoción de El reino animal (Le règne animal, 2023), el pasado mes de septiembre, Studio Canal hizo todo lo posible para ocultar la dimensión fantástica del segundo largometraje de Thomas Cailley, supuestamente paralizante, prefiriendo resaltar la relación padre-hijo a través del dúo Romain Duris-Paul Kircher. Pero los primeros espectadores quedaron igualmente seducidos por las criaturas mutantes imaginadas por el director y, gracias al boca a boca, la película superó el millón de espectadores...
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