Cuando el cineasta absurdo ataca el ego inflado del artista español, el resultado es una película surrealista.
¿Orinar en un violín? En su lugar, diga "Orina como un piano". Ésta es la primera imagen de esta película: un chorro de agua brota de un magnífico piano de cola, coronado por un encantador pequeño arbusto, en medio de una vasta llanura. ¿Dalí? Absolutamente, incluso es el título de su obra Fontaine nécrophilique coulant d'un piano à queue (Fuente necrofílica manando de un piano de cola, c. 1932). El director Quentin Dupieux y el pintor tienen mucho en común. No sorprende ver al primero, también fan de Buñuel, lanzar semejante homenaje al segundo. Y si es la primera vez, en trece largometrajes, que el cineasta representa a un hombre que realmente existió, no hace falta decir que no se trata de una película biográfica al uso.
Edouard Baer en Daaaaaali! (2023), de Quentin Dupieux. |
La trama: una joven periodista francesa se encuentra en varias ocasiones con el icónico artista surrealista Salvador Dalí para un proyecto documental que nunca llegó a realizarse. Su agente le advierte, preocupada, que el artista al que entrevistará es irascible y quisquilloso. Cuando finalmente aparece, el pintor es encuadrado como una figura oscura, vistiendo capa, acercándose desde el fondo de un pasillo. Detrás, acecha la alargada sombra de la misoginia.
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