La 49ª ceremonia del César tendrá lugar la tarde del 23 de febrero. Cyrano de Bergerac, El odio o incluso El artista: cuarenta y nueve películas han ganado el trofeo supremo. ¿Pero cuál fue la más exitosa? Descubra nuestro ranking.
1. Venus, salón de belleza (Vénus beauté (Institut), 1999), de Tonie Marshall
Vénus es un salón de belleza de barrio en el que, además de los tratamientos estéticos, se dan consejos, se escuchan los problemas graves o leves de las clientas. Se venden cremas, elixires, relajación, sol de mentira... Nadine es la dueña y tiene tres tres esteticistas: Samantha, Marie y Angèle. Angèle hace tiempo que trabaja allí. Se ha amoldado perfectamente a aquel universo rosa, atenta y tranquila, desconectada del tiempo y del ruido. Cuarto largometraje de la directora y actriz Tonie Marshall, que suele alternar sus trabajos delante y detrás de la cámara. En esta película, Marshall ofrece un retrato de la sociedad francesa visto a través de los clientes y empleados de este particular salón de belleza del barrio, convertido en un microcosmos del París de los años 90. El personaje de Angéle es el hilo conductor de este universo intimista donde todos buscan el amor, la comprensión y la manera de combatir las heridas que va dejando el tiempo. Al frente del reparto se encuentra la actriz francesa Natalie Baye, que ya había trabajado con Marshall en su anterior película, Enfants de salaud (1996). Además del César a la mejor película , mejor director , mejor guion y mejor actriz de revelación, con un total de siete nominaciones.
2. 3 solteros y un biberón AKA Tres solteros y un biberón (3 hommes et un couffin, 1985), de Coline Serreau
Jacques, trabajador de una compañía aérea, acepta recibir y guardar en su casa el paquete que un amigo suyo tiene que recibir. Pero Jacques no sabe cuán comprometedor es el paquete que guardará a su amigo, así que se va de viaje a Extremo Oriente explicando a sus compañeros de piso, Pierre y Michel, que cuando llegue el paquete lo guarden, sin más. El paquete resulta ser una niña, al parecer hija de Jacques, que la madre, Sylvia, deja en el descansillo de la casa, con una nota aduciendo que no puede hacerse cargo de ella debido a su trabajo. Los dos compañeros se ven obligados a compaginar la faena que da la niña (biberones, pañales y noches en vela) con su trabajo mientras llega Jacques de su viaje. La cosa se complica cuando llega el paquete que en realidad esperaba Jacques: se trata de heroína, así que Pierre y Michel deberán apañárselas para trabajar, cuidar a la niña y, además huir de la policía y lidiar con los traficantes, con lo que se producirán malentendidos y situaciones cómicas de todo tipo. Cuando llega Jacques y solucionado el problema de los traficantes, los tres hombres se dedican a cuidar de la bebé por turnos, y, aunque les resta tiempo de las diversiones a las que estaban acostumbrados, se encariñan mucho con ella, por lo que sienten una gran tristeza y vacío en sus vidas cuando la madre regresa a recogerla. Esta película tuvo un enorme éxito en Francia y también triunfó en el resto de Europa e incluso en los Estados Unidos, lo que originó que allí se realizara un remake en 1987 dirigido por Leonard Nimoy adaptando la película al gusto estadounidense, Tres hombres y un bebé, que tuvo también un gran éxito que, a su vez, también motivó la producción de una secuela, Tres hombres y una pequeña dama, dirigida por Emile Ardolino. Además de a la mejor película ganó los César al mejor actor secundario y al mejor guion.
3. Adiós, idiotas (Adieu les cons, 2020), de Albert Duponte
Cuando Suze Trappet se entera a los 43 años de que está gravemente enferma, decide ir en busca del hijo al que se vio obligada a abandonar cuando ella tenía 15 años. Su búsqueda administrativa le hará conocer a JB, un cincuentón en plena depresión, y al señor Blin, un archivero ciego con un entusiasmo impresionante. Los tres se embarcan en una búsqueda tan espectacular como improbable. Sorprende la frescura y agilidad de la narración, atravesada de continuos puntos de giro, a veces delirantes, como la ayuda que tiene que prestar el jefe del archivo ciego, o el médico que asistió al parto, aquejado de alzheimer. El humor es sutil, y con frecuencia se rompe el saque aportando momentos de emotividad, por ejemplo con Suze, estupenda Virginie Efira, hablando consigo misma en su etapa adolescente con rastas, o con Jean-Baptiste viéndose reflejado a sí mismo en el hijo tímido, cuando este al fin aparece. También consiguió los premios César a mejor dirección (Albert Dupontel), mejor actor secundario (Nicolas Marié), mejor guion original, mejor fotografía y mejor diseño de producción, contando con una total de 12 nominaciones.
4. El membrillo (La balance, 1982), de Bob Swaim
En el distrito parisino de Belleville, la Policía lucha de forma obsesiva contra la mafia. El inspector Mathias Palouzi está empeñado en detener al capo Roger Massina y desarticular su clan. Para su objetivo se vale de un delator, que es asesinado. Con la intención de sustituirlo, Palouzi fija su atención en un antiguo miembro de la organización criminal, un proxeneta llamado Dédé Laffont. El inspector presiona al chulo para que se convierta en su informador. Le amenaza con utilizar su historial delictivo para encarcelarlo y acosa a su novia, Nicole, una prostituta. La pareja se ve inmersa así en una guerra entre la policía y la mafia. Una colección de personajes rechazables circula por las imágenes de esta película, en que los menos tóxicos resultan ser los residuos de la sociedad. La acción es trepidante y no concede cuartel al espectador. Gran parte del mérito de la cinta recae en los intérpretes, empezando por una Nathalie Baye que nunca estuvo mejor, la pobre prostituta de buen corazón machacada por unos y por otros. Comparte cartel con su entonces compañero, Philippe Léotard, al que estaba a punto de cambiar por Johnny Halliday. Fue ganadora en los Premios César a la mejor película, mejor actor y mejor actriz, con un total de ocho nominaciones.
5. Demasiado bella para ti (Trop belle pour toi, 1989), de Bertrand Blier
A veces hombres y mujeres suelen estar emparejados con personas que son demasiado perfectas, deseables y lo más parecido al epítome de la belleza. Sin embargo, este equilibrio visual en ocasiones esconde insatisfacciones sexuales y afectivas, que finalmente provocan decisiones que podrían parecer absurdas para la opinión pública. Esto es lo que le sucede a Bernard Barthelemy (Gérard Depardieu), un alegre vendedor de un concesionario de automóviles situado al sur de Francia, que está casado con una mujer bellísima llamada Florence Barthélémy (Carole Bouquet), quien todavía anhela algo más. Un día Bernard decide contratar, de forma temporal, a una nueva secretaria. Todo se vendrá abajo cuando el vendedor comience a sentirse atraído por su nueva secretaria, Colette (Josiane Balasko), una mujer mucho menos atractiva que su mujer, pero por la que siente una pasión desenfrenada. Ella siente lo mismo por él y ambos se embarcan en una aventura amorosa ilícita en la oficina, a pesar de su mujer, a quien le parece que la historia se repite. Esta comedia francesa fue nominada para competir por el Palma de oro en el Festival de Cannes y logró obtener finalmente el Premio del jurado. Además fue la favorita en los Premios César ya que ganó el premio a mejor película, así como al mejor director, a la mejor actriz, al mejor guión y al mejor montaje, con un total de diez nominaciones.
6. La escurridiza, o cómo esquivar el amor (L'esquive, 2003), de Abdellatif Kechiche
En una urbanización de pisos ubicada en un de los barrios más desfavorecidos de la ciudad de Paris, vive Krimo, un chico joven y poco hablador, que deambula por las calles con sus amigos. Un día se encuentra con Lidia, una joven actriz protagonista de una obra teatral, de la que Krimo se queda locamente enamorado. El joven poco hablador, decide participar en la obra, con tal de pasar el mayor tiempo posible con su amada y poder declararle su amor. Se trata de historias donde la situación de marginación se mezcla con el espíritu soñador y de superación de los protagonistas y que, según la película, terminan en éxito o en fracaso.
Desde el primer momento surge la chispa entre ellos, e inician un bonito romance, ambientado en uno de los barrios más desfavorecidos de la ciudad del amor. Desde comienzos de los 90, el director tunecino Abdellatif Kechiche quería realizar este proyecto sobre la vida de un barrio y los amores juveniles, pero en aquel momento no encontró financiación suficiente para afrontar el rodaje. La situación de los barrios periféricos parisinos y la difícil integración de las minorías han propiciado que esta producción salga adelante. Además de a mejor película obtuvo los César a mejor dirección, mejor actriz revelación y mejor guion, con un total de seis nominaciones.
7. El dinero de los demás (L'Argent des autres, 1978), de Christian de Chalonge
El ejecutivo bancario Henri Rainier concede un préstamo enorme al inversionista Claude Chevalier d'Aven. Sin embargo, los negocios de Chevalier resultan tan ruinosos que el banco se ve obligado a cubrir el déficit. Por si fuera poco, Rainier es considerado culpable del desastre de la entidad financiera. A pesar de todo, Rainier, lejos de quedarse de brazos cruzados, decide demandar a su anterior jefe. Basado en una novela de Nancy Markham, y al igual que una serie proyectada en televisión acerca de la emancipación de la mujer y su capacidad para regir imperios de negocios, también aquí el protagonista, en este caso masculino y de carácter bien opuesto, ve su vida amenazada por tan vil metal, caballero poderoso según nos explicó Quevedo. Más poderoso y todo, el dinero suele ser poco fotogénico. Toda la filmografía americana, televisión incluida, sobre el tema trata siempre de salvar tal escollo a base de aventuras más o menos sentimentales. Jean-Louis Trintignant realiza un gran trabajo, como ejecutivo sin escrúpulos, en esta interesante crítica del mundo de las entidades financieras. Fue la ganadora en Premio Louis Delluc y en los Premios César obtuvo el de mejor película y mejor director, entre cinco nominaciones.
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