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29. Para todos los gustos (Le goût des autres, 2000), de Agnès Jaoui
Un empresario conoce a una actriz que es amiga de una camarera, la cual conoce a un guardia de seguridad que trabaja con un chófer, al servicio de una decoradora, mujer de un empresario, que querría trabar amistad con artistas... Este película muestra cómo la diferencia de ambiente y educación hace imposible ciertas relaciones. Es la historia de unos personajes que no tendrían que haberse conocido porque las barreras culturales que los separan son insalvables. Brillante debut de la actriz Agnès Jaoui en la dirección, una película unánimemente aclamada por la crítica que fue seleccionada por la academia francesa para los Oscar. Ganó además del Cesar a la mejor película, al mejor actor secundario (Gérard Lanvin), a la mejor actriz secundaria (Anne Alvaro) y al mejor guion (Agnès Jaoui, Jean-Pierre Bacri), sobre nueve nominaciones. También obtuvo el Premio David di Donatello a la mejor película extranjera. Es divertidísima, en la línea de La cena de los idiotas. Y hace una reflexión ligera pero atinada acerca del viejo dicho “Sobre gustos no hay nada escrito”. Y es que, como comenta la directora, guionista y actriz Agnès Jaoui, “Hemos partido de la constatación de que nuestras relaciones, amigos, maridos...corresponden en el 99'9% de los casos a gente del mismo entorno. Esto se produce pese a la amplitud de miras que en ocasiones decimos poseer o nos esforzamos por adquirir”.
30. Las ilusiones perdidas (Illusions perdues, 2021), de Xavier Giannoli
Lucien de Rubempré, un joven poeta de clase baja, está locamente enamorado de la baronesa Louise de Bargeton. El riesgo de escándalo los obliga a huir a París, donde esperan vivir y amarse libremente. Lucien pronto encuentra el rechazo de la baronesa. Solo, sin dinero, hambriento y humillado busca venganza escribiendo artículos controvertidos, pero banales. Dentro de su París tan codiciado, encuentra un mundo cínico donde todo, y todos, se pueden comprar y vender. Adaptación de la novela homónima de Honoré de Balzac, parte de su inabarcable La comedia humana. No es la primera vez que se lleva a la pantalla esta historia moral sobre la corrupción de un joven escritor, incluso se llegó a realizar en 1966 una miniserie compuesta de cuatro capítulos a cargo de Maurice Cazeneuve. En este caso, sin embargo, no se abarca la historia completa del protagonista sino únicamente sus experiencias en París. Se trata de una ambiciosa producción gala que obtuvo nada menos que catorce nominaciones a los Premios César, ganando el de mejor película, al mejor actor secundario (Vincent Lacoste), al mejor actor revelación (Benjamin Voisin), mejor guion adaptado (Xavier Giannoli, Jacques Fieschi), mejor fotografía (Christophe Beaucarne), mejor diseño de producción y mejor vestuario.
31. Tess (1979), de Roman Polanski
En Inglaterra, a finales del siglo XIX, la humilde familia Durbeyfield descubre que en realidad desciende del ilustre clan de los d'Urberville. La hermosa y joven hija Durbeyfield, Tess, es enviada a la cercana mansión de los d'Urberville para retomar la relación con sus ricos parientes. Así comienza la entrada de la inocente Tess en un juego de ilusiones y seducciones en el que podría encontrar al amor de su vida. El guion, escrito por Gérard Brach, John Brownjohn y Roman Polanski, es una adaptación de la novela de 1891 Tess, la de los d'Urberville, del novelista inglés Thomas Hardy. Roman Polanski abordó esta romántica historia como homenaje a su esposa Sharon Tate, asesinada en 1969 por Charles Manson: en efecto, ella le dejó a leer esta novela poco antes de morir. La película está exquisitamente rodada: la camara de Polanski se mueve con una sutilidad desacostumbrada, de una elegancia majestuosa, absolutamente perfecta para narrar este intenso drama de época, con ese tono trágico característico del escritor inglés. Cosechó 10 premios internacionales, además de haber sido candidata a 12 galardones más. Obtuvo el César a la mejor película, mejor dirección (Roman Polanski) y mejor fotografía (Ghislain Cloquet), sobre siete nominaciones.
32. El último metro (Le Dernier Métro, 1980), de François Truffaut
Durante la ocupación alemana de la Segunda Guerra Mundial, un director de teatro, judío, Lucas Steiner (Heinz Bennent), en París, se ve obligado a esconderse en la bodega del teatro donde su mujer, la actriz Marion Steiner (Catherine Deneuve), el actor Bernard Granger (Gérard Depardieu) y un grupo de actores, ensayan y presentan una obra. Daxiat (Jean-Louis Richard), un crítico de teatro pronazi hace una crítica violenta de la obra. Granger lo encuentra y lo golpea. La respuesta es la posible incautación del teatro por haber sido propiedad de un judío. Marion le reclama violentamente su imprudencia. Trabajan, triunfan en la obra, pero se dejan de hablar. Granger decide dejar la obra y unirse a la Resistencia. En el momento de la despedida inician una relación amorosa. Mientras, Lucas Steiner sufre el enclaustramiento, el miedo a la detención por parte de los nazis y un nuevo temor, piensa que su mujer se ha enamorado de Granger. Viene la liberación de París, y Marion visita a un Granger herido, en un hospital. Le ofrece su amor, y le informa de la muerte de su esposo. Granger la rechaza. Ella se aleja y en ese momento el telón baja, surgen los aplausos -era una obra de teatro-. El público descubre la presencia de Lucas Steiner, los hace bajar al escenario y entre los aplausos, Marion queda tomada de la mano entre su esposo y su amante. Galardonada con 10 Premios César de la Academia de las Artes y Técnicas del Cine de Francia, incluido mmejor película; el Premio David di Donatello, y el Premio BSFC. Candidata al Premio Oscar.
33. A nuestros amores (À Nos Amours, 1983), de Maurice Pialat
Suzanne es una joven de 16 años que, a pesar de su edad, tiene una vida sexual muy activa, pero sus relaciones con los chicos no van más allá del sexo; para ella son simplemente una forma de encontrar alivio de su estresante familia parisina. Su ambiente en casa es todo menos agradable: tiene una madre neurótica, un padre dominante al que no le gusta su manera de ser y un hermano que la golpea. rígida institución familiar que la limita. Maurice Pialat ("No envejeceremos juntos") es el responsable de este largometraje que muestra el camino a ninguna parte que empieza una chica condenada a la insatisfacción personal. Con la entonces joven actriz Sandrine Bonnaire como protagonista absoluta, revelación en su debut en la pantalla grande, le valió un Premio César a la Mejor Actriz de revelación. Tres premios César: Mejor película, mejor actriz novel (Bonnaire), sobre tres nominaciones y, además, consiguió el Oso de Oro a la mejor película en el Festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale). Para los algo entendidos, A nuestros amores cuenta con diversas caras conocidas, como la del propio realizador, Pialat, y la de uno de los directores de casting más conocidos de Francia, Dominique Besnehard, en roles principales; o los cameos de Cyrill Collard (homenajeando así a su película Las noches salvajes, de temática similar) y el guionista Jacques Fieschi.
34. En busca del fuego (La Guerre du feu, 1981), de Jean-Jacques Annaud
Película ambientada en la Prehistoria, en el Pleistoceno Superior, hace unos 70.000 años, cuando en el Viejo Mundo convivían diversas y amenazantes especies humanas y animales. Un clan de neandertales –dependientes del fuego que saben mantener, pero no producir- sufre el ataque de una horda homínida más simiesca que apaga la única fogata del clan. Se sienten entonces tan vulnerables y desvalidos que deciden enviar a tres machos jóvenes en busca de un nuevo fuego. Basada en la novela de título homónimo (traducida al español como La guerra del fuego o La conquista del fuego) escrita en 1911 por J. H. Rosny (pseudónimo de los hermanos belgas Joseph Henry Honoré Boex y Sheraphin Justine François Boex). El novelista Anthony Burgess creó formas de lenguaje especiales, mientras que los patrones de movimiento y gesto fueron desarrollados por el etólogo Desmond Morris. El idioma más avanzado del ivaka fue en gran medida el de los nativos cree/inuit del norte de Canadá, lo que causó cierta diversión entre los miembros de este grupo que vieron la película, ya que las palabras tienen poco que ver con la trama. Los ulam son retratados como hombres de las cavernas estereotipados, en una etapa intermedia de desarrollo en comparación con el Wagabu como simio, por un lado, y el ivaka, culturalmente más avanzado por el otro. El ulam e ivaka se representan como pigmentados ligeros y el kzamm como pelirrojo. Los ivaka se representan usando ornamentación corporal (joyas, pintura corporal, máscaras, artículos para la cabeza), lenguaje completamente desarrollado y tecnología simple como calabazas como vasos y propulsores. La película fue nominada a seis Premios César en 1981, incluyendo mejor guion original o adaptación para Gérard Brach, mejor música escrita para una película para Philippe Sarde, mejor fotografía para Claude Agostini y mejores decorados para Brian Morris, ganando los de mejor película y mejor director. También ganó el Oscar al mejor maquillaje, así como cinco categorías en los Premios Genie.
35. La sala de baile (Le bal, 1983), de Ettore Scola
El director italiano Ettore Scola recorre la historia de Francia durante cinco décadas del siglo XX por medio del engarce de distintos números musicales, que se ponen en escena en una única sala de baile, y sin diálogos. El paso del tiempo se aprecia en el cambio de las modas en el vestuario, la música y las coreografías. En los años 1930, el Frente Popular francés otorga protagonismo a la clase obrera. Después se percibe la amenaza de la ocupación nazi durante la II Guerra Mundial, así como la liberación del país y el homenaje a la Resistencia. La llegada de soldados estadounidenses del bando aliado introduce los ritmos del jazz. En los años 1950 irrumpe el rock and roll y la samba, mientras crece la represión policial. Los estudiantes toman la abandonada sala de baile en mayo de 1968. En 1983, año de producción de la película, la noche acaba en una discoteca. Toda la acción se desarrolla en un salón de baile y sin necesidad de diálogos. La película fue nominada en los Premios Oscar como mejor película de habla no inglesa representando a Argelia y fue ganadora de 4 Premios César incluyendo mejor película y mejor director.
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