Planos amplios, a la vez oníricos y realistas, contrastes de escala entre escenario y personajes... De “La llegada” a “Dune: parte 2”, en cartelera desde el 1 de marzo, el cineasta de Quebec ha cambiado nuestra visión de la ciencia ficción.
Un un austero palacio parecido a un búnker, donde la luz corta la oscuridad con incisiones largas, afiladas y oblicuas. Un océano infinito de arena, atravesado por peligros monstruosos, sobrevolado por naves espaciales tentaculares y enjambres de “ornitópteros”, esos helicópteros oscuros con forma de libélulas mortales. Una guarida sagrada con paredes cinceladas por milenios de jeroglíficos indescifrables. Una arena en blanco y negro, tan vasta como una ciudad...
Bienvenidos al mundo de Dune, cuya esperada segunda parte llega a los cines esta semana. Denis Villeneuve continúa su adaptación de la abundante saga futurista escrita por Frank Herbert. Una historia ya profundamente anclada en la imaginación.
1. La llegada (Arrival, 2016)
Cuando una misteriosa nave toca tierra a lo largo de la Tierra, un equipo de élite, liderado por la experta lingüista Louise Banks (Amy Adams), es reclutado para investigar. Mientras la especie humana está al borde de una guerra mundial, Banks y su equipo buscan a contrarreloj respuestas, y de encontrarlas correrá un riesgo que podría amenazar su vida y posiblemente la de la humanidad.
Amy Adams en La llegada (2016) |
Denis Villeneuve da muestras de su poderío narrativo y visual a través de las películas. Aquí adapta un relato corto de Ted Chiang, convertido en guión por Eric Heisserer, que en el mismo año ha visto convertido en película otro de sus libretos, Nunca apagues la luz (Lights Out), lo que por comparación permite ver cómo las cosas cambian cuando hay detrás un director con claro peso específico. La película incide en la idea de la comunicación, hacerse entender, ponerse en el lugar del otro, no obrar precipitadamente, como fundamento para cualquier tipo de entendimiento, ya sea entre naciones, ya sea entre personas. Y la paradoja estriba en que una puede ser muy buena en conocimiento de teoría del lenguaje, y aplicar esto a la comunicación con otra civilización, y al mismo tiempo advertir que en el trato directo con personas no sabe expresarse exactamente como quisiera.
2. Blade Runner 2049 (2017)
Han pasado 30 años desde los acontecimientos ocurridos en Blade Runner (1982). El agente K (Ryan Gosling), un 'blade runner' caza-Replicantes del Departamento de Policía de Los Ángeles, descubre un secreto que ha estado enterrado durante mucho tiempo y que tiene el potencial de llevar a la sociedad al caos. Su investigación le conducirá a la búsqueda del legendario Rick Deckard (Harrison Ford), un antiguo blade runner en paradero desconocido, que lleva desaparecido 30 años.
Ryan Gosling en Blade Runner 2049 (2017) |
Ante la rotundidad formal de la película el espectador quedará como hipnotizado durante muchos, muchos minutos. Cada plano está sumamente estudiado, trabajado hasta la perfección, tanto los exteriores como las localizaciones que definen a los personajes (la casa de K, la Wallace Corporation, la vivienda en la ciudad fantasma), en donde una de las constantes del universo Blade Runner –la convivencia entre lo nuevo y lo viejo, lo actual y lo clásico– se sublima, con múltiples homenajes al film ambientado en 2019. Pero toda esa desbordante imaginería visual tiene también una contrapartida no tan deseada: una cierta falta de dinamismo. La solemnidad y preciosismo de las imágenes deja un poco de lado el ritmo y también el guión es confuso en algunos tramos. Si antaño algunos achacaron cierta pesadez a la película original, hay que avisar de que en este caso las cosas pueden ponerse aún más difíciles para aquellos que esperen una película de acción, persecuciones y emociones al uso. Los fans, sin embargo, probablemente quedarán satisfechos, aun cuando serán inevitables desiguales comparaciones que no es cuestión de ponerse a enumerar aquí.
3. Dune (2021)
En el Año 10191 el desértico planeta Arrakis, feudo de la familia Harkonnen desde hace generaciones, queda en manos de la Casa de los Atreides por orden del emperador. Con ello les cede la explotación de las reservas de especia, la materia prima más valiosa de la galaxia, necesaria para los viajes interestelares y también una droga capaz de amplificar la conciencia y extender la vida. El duque Leto (Oscar Isaac), la dama Jessica (Rebecca Ferguson) y el hijo de ambos, Paul Atreides (Timothée Chalamet), llegan a Arrakis con la esperanza de mantener el buen nombre de su casa y ser fieles al emperador, pero pronto se verán envueltos en una trama de traiciones y engaños que les llevará a cuestionar su confianza entre sus más allegados y a valorar a los lugareños, los Fremen, una estirpe de habitantes del desierto con una estrecha relación con la especia.
Rebecca Ferguson, Zendaya, Javier Bardem y Timothée Chalamet en Dune (2021) |
Cuidada adaptación de la mítica novela homónima de ciencia ficción de Frank Herbert, ganadora de los prestigiosos premios del género Hugo y Nébula, y que antes fue llevada al cine por David Lynch y convertido en miniserie por John Harrison. Estamos ante una de esas películas que merecen ser vistas en una enorme pantalla de cine, y no en la de un dispositivo móvil, el lienzo es amplio, y hay un gran acierto en la producción, la dirección artística con un uso del desierto con una magia que no veíamos casi desde Lawrence de Arabia, y un inteligente diseño de vestuario, inspirado en el mundo de las túnicas y velos de Oriente Medio. Son muy vistosas las tormentas de arena y las naves espaciales, las pequeñas con aspecto de libélula y las monumentales, tenemos buenas escenas de combate, se logra una atmósfera espiritual y de costumbres ancestrales intrigante, aprovechando el paradigma narrativo mesiánico que representa Paul Atreides, y que subraya bien la partitura musical de Hans Zimmer.
4. Dune: parte dos (Dune: Part Two, 2024)
Tras los sucesos de la primera parte acontecidos en el planeta Arrakis, el joven Paul Atreides se une a la tribu de los Fremen y comienza un viaje espiritual y marcial para convertirse en mesías, mientras intenta evitar el horrible pero inevitable futuro que ha presenciado: una Guerra Santa en su nombre, que se extiende por todo el universo conocido... Secuela de Dune.
Timothée Chalamet en Dune: parte dos (2024) |
Continúa la virtud de la película precedente de simplificar la trama para que la entienda hasta el espectador más despistado –de hecho los guionistas Jon Spaihts y Villeneuve fueron nominados al Oscar por su libreto–, y así pueda concentrarse en el apabullante despliegue visual y sonoro, con escenas en el desierto que te dejan boquiabierto, y en épicos combates a vida o muerte, uno de ellos en la arena de un circo con inmenso graderío al más puro estilo del peplum, en que se recurre a lo que parece un caprichoso blanco y negro.
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