En Argentina, un empleado de banco roba una gran suma y huye. Más allá de la crítica tragicómica a un sistema alienante, una invitación a la dulzura de la vida.
Un traje azul coronado con un bigote gris, Del Toro increpa a sus subordinados: "¿Saben cuánto tiempo he trabajado aquí? ¡Cincuenta y cinco años!" El humor, por supuesto, surge del hecho de que debe tener unos sesenta años y que nadie se convierte en banquero con pantalones cortos. "Esa es una forma de decirlo", dice el jefe. Por… toda una vida dedicada a esto." Toda una vida en el banco, en esta decoración marrón eterna, con el falso techo como horizonte, este es el destino del que acaba de escapar Morán (Daniel Elías) robando 650.000 dólares ante las narices de sus compañeros - de ahí el la ira del jefe. ¿Estaba el poco delicado tesorero de la agencia considerando su crimen?
Lo más significativo de la historia es que presenta a unos personajes muy naturales, normales, que viven una situación secreta en medio de las vicisitudes de su vida. Sin embargo, Moreno no logra que lo que nos cuenta resulte atractivo, debido sobre todo a los numerosos pasajes donde sobran muchos minutos. El director se recrea en momentos anodinos, que no hacen avanzar la narración, sino que la ralentizan, de manera que el núcleo del argumento acaba casi diluyéndose en imágenes intrascendentes.
La película, que da protagonismo a lo inesperado, que abarca un romance de digresiones y divagaciones |
Aunque tiene sus originalidades, Los delincuentes es una propuesta que exige, sobre todo, paciencia por su narración algo lenta de más de tres horas, de las que, como ya se ha insinuado, sobra la mitad del metraje por lo menos. De fondo, ofrece una crítica al modelo de sociedad que vivimos, con trabajos rutinarios, alienantes, sin interés. Se aboga así por vidas más sencillas en donde el problema económico estaría resuelto. Por lo demás, hacia el final la historia se vuelve algo confusa y resultan curiosas ciertas decisiones del relato, en donde se producen sorprendentes coincidencias casi de realismo mágico, en la cárcel o en una improbable relación amorosa a dos bandas, con tres nombres que tienen las mismas letras (Morán, Román y Norma). Curioso y un tanto surrealista. Entre el reparto destaca Esteban Bigliardi, actor fetiche del director y a quien hemos visto entre los viajeros de La sociedad de la nieve. Funciona su interpretación de tipo lento, pasmado, aburrido. También convence Daniel Elías como el autor del latrocinio bancario.
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