miércoles, 10 de abril de 2024

De “Mystic River” a “Vivir la noche”, cinco películas adaptadas de los thrillers de Dennis Lehane (I)

Muchos descubrieron a Dennis Lehane a través del cine, ya que sus thrillers han alimentado guiones cinematográficos, y no los menos importantes. Una mirada retrospectiva a una filmografía con altibajos, inaugurada por todo lo alto hace poco más de veinte años por Clint Eastwood.

1. Mystic River (2003), de Clint Eastwood

Fue en 2003 cuando comenzó la aventura del novelista Dennis Lehane con Hollywood, cuando Clint Eastwood se hizo cargo de Mystic River. Clint el Californiano aborda con brillantez la adaptación de la sexta novela de este autor nacido en Boston en 1965 de padres inmigrantes irlandeses. Un libro que aborda los temas favoritos del novelista: tragedias, oscuridad pegajosa, dramas familiares... Con, pues, como telón de fondo, la ciudad lluviosa de Boston, esencial para Dennis Lehane, que no vive allí desde principios de los años 2010: prefiere ahora el sol de Los Ángeles.
Sean Penn en Mystic River (2003)
El largometraje cosechó un gran éxito de crítica y de público, y ganó dos premios Oscar (mejor actor para Sean Penn, Oscar al mejor papel secundario para Tim Robbins).  Mystic River ofrece, como pocas veces en el cine reciente, una historia en la que el thriller y el drama su funden asombrosamente ante un espectador que queda atrapado tanto por la evolución de los personajes como por la intriga del relato. Son escasas las ocasiones en las que una intriga americana se acompañaba últimamente de una compleja tragedia que escarba profundo en traumas, justicias y sentidos de la vida.

2. Adiós pequeña, adiós (Gone Baby Gone, 2007), de Ben Affleck

La pequeña Amanda ha desaparecido. Nadie conoce su paradero. Se produce un gran revuelo entre la opinión pública, la ola mediática no para de crecer. La ciudad de Boston está conmocionada. Una tía de la niña pide ayuda a una pareja de detectives para que investiguen en el barrio, con idea de aprovechar que son vecinos del barrio, por lo que la gente será menos reacia a hablar con ellos que con la policía. Al principio Patrick y Angie son reacios a aceptar el caso; temen cómo les puede afectar el acabar encontrando el cadáver de la niña o, peor aún, no averiguar nunca qué ocurrió y cargar con ello en su conciencia.
Casey Affleck y Michelle Monaghan en Adiós pequeña, adiós (2007)
Pero una década después de El indomable Will Hunting, Ben Affleck vuelve a coescribir un guión –esta vez con Aaron Stockard, a partir de la novela de Dennis Lehane–, y además debuta en la dirección, con su hermano Cassey como protagonista. Como el lector avezado habrá notado, la trama tiene puntos comunes con un caso real, el de la desaparición de la niña Madeleine McCann. De hecho, se retrasó el estreno de la película en Gran Bretaña por no herir susceptibilidades. Y algo que se preguntaban todos los expertos era si el flujo continuo de noticias sobre el caso McCannn ayudaría o perjudicaría cara a la taquilla. La impresión es que no fue un apoyo, la gente no quería un caso de ficción después de desayunarse todos los días con un caso de verdad. Pero independientemente de esto, Ben Affleck logra entregar una historia desasosegante, que procura huir de lo convencional, y que depara alguna que otra sorpresa. Una de las cuestiones planteadas son los dilemas morales a que se enfrenta el protagonista, de formación católica, algo que se introduce desde el principio con una cita evangélica, la de los enviados como ovejas en medio de lobos: en efecto, en el desenlace, Patrick debe optar por lo que le dicta su conciencia o por una solución acomodaticia y pragmática; y su decisión final le deja un regusto amargo.
(cont.)

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