La pasión de China Blue (Crimes of Passion, 1984), de Ken Russell
Bobby Grady es un hombre de clase media que es dueño de una tienda de electrónica. Sin embargo, no llega a fin de mes y trabaja por las noches como vigilante nocturno. Además, también asiste a terapia en grupo puesto que su mujer ha perdido el interés en mantener relaciones sexuales con él. En una de las sesiones conoce a un diseñador de moda que sospecha que Joanna Crane, una de sus empleadas, vende ropa y diseños para la competencia. Es por eso, que le encomienda a Bobby que vigile a Joanna. Sin embargo, el hombre descubre algo completamente distinto. Joanna por las noches se transforma en China Blue, una sexy y lujuriosa mujer de compañía que satisface todos los placeres de sus clientes. Esto provocará un dilema en Bobby, puesto que no sabe si contarle al jefe de Joanna a qué se dedica por la noches. Uno de los habituales delirios de Mr. Russell, director de Puta, en el que se mezcla erotismo, ambigüedad, misticismo y complejo de culpabilidad. Película controvertida, excesiva y desagradable, aunque con una estética irreal y psicodélica atractiva, con la que se pinta un mundo diferente de la prostitución. Por su temática no tuvo una gran distribución, algo que no le preocupó a su director Ken Russell. Destaca sin duda el papel de la protagonista, mientras que un delirante Anthony Perkins estaba claramente en declive.
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