sábado, 18 de mayo de 2024

Metro-Goldwin-Mayer cumple 100 años (VIII)

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  • La buena tierra (The Good Earth, 1937), de Sidney Franklin y Victor Fleming. Una de las últimas y mejores películas de Sidney Franklin, prolífico cineasta que inició su andadura en el cine en los días de las películas mudas. Se trata de un sólido drama, que fue nominado para cinco Oscars en la edición de 1937, ganando dos de ellos: mejor actriz principal y fotografía. Louise Rainer se convirtió así en la primera persona que ganaba dos estatuillas de forma consecutiva, pues el año anterior ya se había alzado con el premio por su trabajo en El gran Zigfield. Curiosamente, la inconformista actriz, que estaba enfrentada con la Metro, fue obligada por su capitoste, Louis B. Mayer, a recoger el premio. Varios empleados del estudio se plantaron en su casa la misma noche de la entrega y, prácticamente, la forzaron a acudir.
  • Piloto de pruebas (Test Pilot, 1938), de Victor Fleming. Con un reparto impecable (Gable, Loy y Tracy, entre otros), Victor Fleming firma este drama que estuvo nominado a los Oscar.
  • Forja de hombres (Boys Town, 1938), dirigida por Norman Taurog. Ganó dos Óscar: al mejor actor principal (Spencer Tracy, como el padre Flanagan), y al mejor argumento (Eleanore Griffin y Dore Schary); y obtuvo otras tres nominaciones: a la mejor película, al mejor director, y al mejor guion. La película está basada en la historia real del padre Edward J. Flanagan, y su gran éxito llevó a la Metro-Goldwyn-Mayer a producir una secuela, de título La ciudad de los muchachos.
  • María Antonieta (Marie Antoinette, 1938), de W. S. Van Dyke. Fastuoso biopic de la malhadada reina de Francia, a partir del libro de Stefan Zweig. La Metro tiró la casa por la ventana con esta película, de magníficos decorados y ambientación, con exquisita fotografía en blanco y negro, y un reparto de aúpa. Norma Shearer saca todo su jugo al apetitoso papel protagonista, pero todos los demás actores le arropan de modo excelente: desde Robert Morley como el tímido marido a Tyrone Power como el galán amante, pasando por el rey agonizante, un gran John Barrymore. La película tuvo 4 nominaciones a los Oscar y la Shearer fue considerada la mejor actriz en el Festival de Venecia.
  • Everybody Sing (1938), de Edwin L. Marin. Simpática comedia familiar, con mucho amor, alegría y música, que supuso una de las primeras apariciones en el cine de la gran Judy Garland. la película contiene una de las últimas apariciones de la cantante y actriz Fanny Brice, quien muchos años después sería retratada en el cine por Barbra Streisand en Funny Girl.
  • La ciudadela (The Citadel, 1938), de King Vidor. Drama sobre los dilemas personales y profesionales a los que se enfrenta un médico, basado en el ‘best-seller’ homónimo de A. J. Cronin y dirigido por el prestigioso King Vidor. La película obtuvo grandes elogios y numerosas nominaciones a los Oscar, incluyendo la de mejor película, director y actor (Robert Donat, que ganó la estatuilla un año después por Goodbye Mr. Chips), aunque no logró hacerse con ninguno de los premios. La película, cuyo rodaje tuvo lugar en los estudios británicos de la Metro para conseguir mayor realismo, cuenta con un reparto en el que destacan Rosalind Russell, Ralph Richardson  y Rex Harrison.
  • Los hijos de la farándula (Babes in Arms, 1939), de Busby Berkeley. Musical para mayor gloria de la joven pareja formada por Mickey Rooney y Judy Garland, niños prodigio de Hollywood de aquellos años. La película es una historia amable sobre dos jóvenes con talento que aprovechan la ausencia de sus padres para probar en sus propias carnes las mieles del éxito. Con música y letra de Richard Rodgers y Lorenz Hart, la cinta destaca por sus temas como Babes in Arms, Where or When, o The Lady Is a Tramp. La película tiene partes de humor, a cargo sobre todo de Rooney, que fue nominado a los Oscar ese año. Por su parte, Judy Garland no optó a ningún premio, pero la pareja funcionó tan bien en la pantalla que volvieron a trabajar juntos en Andrés Harvey, tenorio o Armonías de juventud.
  • Lo que el viento se llevó (Gone With the Wind, 1939), de Victor Fleming, George Cukor, Sam Wood.  Esta adaptación cinematográfica de la novela de Margaret Mitchell recibió ocho Oscars más uno honorífico por su uso del color en la película. Mientras estaba clarísimo que el papel de Rhett Buttler iba a ser interpretado por Clark Gable, para encontrar a la intérprete de Escarlata O'Hara se emprendió una búsqueda por los Estados Unidos que culminó con el descubrimiento de una joven y entonces desconocida actriz británica: Vivien Leigh. La decisión del director también fue confusa y fueron varios los que pasaron por este cargo. Aunque Victor Fleming es el único que figura en los créditos, George Cukor, William Cameron Menzies y el propio productor, David O.Selznick, rodaron buena parte del metraje de la misma que, aún hoy, permanece como el más mítico y taquillero de toda la historia del cine.
  • El mago de Oz (The Wizard of Oz, 1939), de Victor Fleming. La película está basada asimismo en la novela infantil El maravilloso mago de Oz, de L. Frank Baum. Notable por su uso del Technicolor, la narración fantástica, su partitura musical y los personajes inusuales, con los años se ha convertido en un ícono de la cultura popular estadounidense. Fue nominada a seis premios Óscar en la 12.ª entrega, incluyendo mejor película. Ganó en otras dos categorías, incluyendo mejor canción original, por Over the Rainbow y mejor banda sonora, por Herbert Stothart. En la actualidad, es considerada una película de culto, a pesar de su proyecto inicial como fábula cinematográfica infantil.
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