lunes, 3 de junio de 2024

Metro-Goldwin-Mayer cumple 100 años (XVII)

(cont.)
  • Los caballeros del rey Arturo (Knights of the Round Table, 1953), de Richard Thorpe. Aventuras, traición y romance en esta producción de Richard Thorpe, todo un clásico del cine de capa y espada, adaptación libre de la leyenda artúrica. Los actores protagonistas son para quitarse el sombrero: el peripuesto Robert Taylor y la bellísima Ava Gardner. El año anterior, Taylor había participado en otro película épica, llamada Ivanhoe, también a las órdenes de Thorpe. Preciosa música de Miklós Rózsa.
  • Julio César (Julius Caesar, 1953), dirigida por Joseph L. Mankiewicz. Adaptación de la obra teatral homónima de William Shakespeare, escrita y dirigida por Joseph L. Mankiewicz. El director confeccionó la película que nos ocupa después algunos títulos de éxito como Carta a tres esposas y Eva el desnudo, que le llevaron a consolidarse como director. Julio César tuvo un notorio éxito crítico y comercial, favorecido por un reparto plagado de estrellas, como Marlon Brando, James Mason, John Gielgud y Louis Calhern, y secundarios de lujo como Greer Garson y Deborah Kerr. Además, consiguió un Oscar a la mejor decoración en blanco y negro. Casi 20 años después, la película de Mankiewich sería objeto de un 'remake': El asesinato de Julio César (Julius Caesar, 1970), dirigida por Stuart Burge de nuevo con John Gielgud entre los protagonistas.
  • Mogambo (1953), dirigida por John Ford. Revisión de "Polvo rojo", un filme de Victor Fleming protagonizado también por Clark Gable. La Metro Goldwyn Mayer encargó la dirección a John Ford, quien ya llevaba a su espalda cuatro Oscar por clásicos como El delator, Las uvas de la ira, ¡Qué verde era mi valle! o El hombre tranquilo. La película optó a dos premios de la academia de cine estadounidense como premio a las interpretaciones femeninas de Grace Kelly y de Ava Gardner. Por otro lado, por segunda vez en la historia de la Metro, después de Las minas del rey Salomón, se hizo una película sin música, usando tan solo los ruidos de la jungla y los ritmos de los nativos. Como curiosidad, en España los censores franquistas, al considerar escandaloso el tema del adulterio, cambiaron los diálogos, convirtiendo a los amantes en hermanos, lo que era mucho más escabroso, pues convertía la situación en un incesto.
  • Siete novias para siete hermanos (Seven Brides for Seven Brothers, 1954), de Stanley Donen. El relato del Rapto de las Sabinas, de Stephen Vicent Benet, sirve de inspiración a este brillante espectáculo musical dirigido por Stanley Donen y protagonizado por Jane Powell, Howard Keel, Jeff Richards, Russ Tamblyn y Tommy Rall. La película, nominada al Oscar en cinco categorías, incluida la de mejor película, fue finalmente galardonada con una estatuilla a la mejor banda sonora (Adolph Deutsch). Asimismo destaca la excelente coreografía de Michael Kidd, y la participación de los bailarines más famosos de Broadway.
  • El príncipe estudiante (The Student Prince, 1954), de Richard Thorpe. Edmund Purdom interpreta al príncipe de un pequeño y ficticio país europeo. Dirige Richard Thorpe que sustituyó a Curtis Bernhardt, contratado inicialmente para ejercer como director.
  • Brigadoon (1954), dirigida por Vincente Minnelli. Adaptación de un musical de Broadway dirigida por Vincente Minnelli, uno de los mayores especialistas del género que ha dado el cine americano. Arthur Freed, el mítico productor de la Metro encargado del área de musicales, compró los derechos de la obra y contrató a Gene Kelly y Cyd Charisse (según se decía, la actriz con las piernas más bonitas de Hollywood) para protagonizar su versión para el cine. Inicialmente, Freed quería completar el trío protagonista con Donald O’Connor, quien había demostrado su química con Kelly en Cantando bajo la lluvia. Finalmente, consideró que era demasiado simpático para el personaje y decidió encomendárselo al más flemático Van Johnson. Aunque Brigadoon pasó un tanto desapercibida entre la gran cantidad de filmes del género rodados en los años 1950, hoy se la recuerda por su discreto encanto y sus bellas canciones.
  • Rapsodia (Rhapsody, 1954), dirigida por Charles Vidor. Rapsodia es un melodrama adaptado de una novela titulada Maurice Guest, de Henry Handel Richardson. Elizabeth Taylor encarna a una protagonista, cuya afectividad no acaba de decidirse entre el violinista Vittorio Gassman y el pianista John Ericson. Destacan las actuaciones en concierto que aparecen en la película y el fondo musical, que es una selección de varios y diversos maestros de la música clásica, como los autores Sergei Rachmaninoff y Peter Ilyitch Tchaikovsky. En un principio, la película nació como un proyecto para la Paramount Pictures, pero finalmente fue adquirida por la MGM (Metro-Goldwyn-Mayer), que encargó la dirección a Charles Vidor.
  • La última vez que vi París (The Last Time I Saw Paris, 1954), de Richard Brooks. El productor Lester Cowan compró los derechos de la novela homónima de F. Scott Fitzferald en los años 1920 para convertirla en un vehículo al servicio de Mary Pickford. El proyecto no cuajó y tuvo que esperar más de dos décadas hasta que la Metro Goldwyn Mayer lo resucitó para rodarlo al servicio de otra estrella: esta vez una Elizabeth Taylor en el cénit de su belleza y que ofreció uno de sus mejores trabajos. La cinta fue dirigida por Richard Brooks y rodada en París, la Riviera francesa y California.
  • Semilla de maldad (Blackboard Jungle, 1955), de Richard Brooks. Una de las películas más conocidas de Richard Brooks y también una en las que el cineasta tuvo una mayor independencia creativa, pese a ser producida por la más conservadora de las 'majors': la Metro. Por primera vez, se mostraban en el cine las dificultades del sistema educativo americano de una manera clara y sin concesiones hacia el público. Por esa razón,la película tuvo muchos problemas para ser exportada a Europa, ya que el gobierno estadounidense consideraba que era una mala imagen que el país daba al exterior. En España, por ejemplo, la película tardó ocho años en estrenarse. Por otra parte, Semilla de maldad supuso uno de los primeros papeles importantes para Sidney Poitier, y la primera vez en que el cine utilizaba la nueva música de la juventud, el Rock'n'Roll, haciendo sonar el Rock Around The Clock durante los títulos de crédito iniciales.
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