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- Rocky (1976), dirigida por John G. Avildsen. La película que lanzó al estrellato a Sylvester Stallone, un actor que hasta entonces solo había aparecido en películas eróticas o en roles minúsculos de títulos como Bananas o Klute. Stallone escribió el guion y se negó a venderlo si no era él quien lo protagonizaba. Finalmente, el estudio cedió a sus demandas y el papel del boxeador que llega a lo más alto a base de esfuerzo hizo de él una estrella. Rocky fue candidata a diez premios Oscar, aunque finalmente obtuvo solamente tres estatuillas: mejor película, director y montaje. Sin embargo, Stallone se quedó sin premio, a pesar de optar a él en las categorías de actor y de guion. El tema musical de la película, compuesto por Bill Conti, se hizo también muy popular y contribuyó al éxito de la cinta.
- Hollywood, Hollywood (That's Entertainment, Part II, 1976), de Gene Kelly. Coincidiendo con su quincuagésimo aniversario, la productora Metro Goldwyn Mayer presentó Érase una vez en Hollywood, un documental en el que se recogían algunos de los mejores momentos de sus musicales. A raíz de su éxito la productora decidió realizar una segunda entrega. El resultado fue Hollywood, Hollywood, un documental presentado por Gene Kelly (también director de las escenas rodadas especialmente para presentar el documental) y Fred Astaire, que suma a las escenas más memorables del musical clásico, algunas de las mejores secuencias de drama y de comedias protagonizadas por los Hermanos Marx, Buster Keaton o Oliver y Hardy.
- Network, un mundo implacable (Network, 1976), de Sidney Lumet. Sátira sobre la televisión basura y la dictadura de la audiencia dirigida por Sidney Lumet, antiguo realizador televisivo, a partir del guion de Paddy Chayefsky con el que logró Oscar. La interpretación de los actores fue reconocida por la academia estadounidense con otros tres galardones. Faye Dunaway se llevó el de mejor actriz principal y Beatrice Straight, el de mejor secundaria. Peter Finch también rascó premio por el papel del veterano periodista. Sin embargo, falleció antes de la ceremonia, por lo que fue el primer actor en la historia premiado a título póstumo. Un jovencísimo Tim Robbins aparece brevemente en pantalla.
- La chica del adiós (The Goodbye Girl, 1977), dirigida por Herbert Ross. Cuatro nominaciones y un premio Oscar al mejor actor para Richard Dreyfuss, fue lo que recibió esta fantástica comedia romántica. Herbert Ross sabe mezclar humor y buenos sentimientos en esta película considerada una de las mejores comedias de los años 1970.
- Correrías de verano (Corvette Summer, 1978), de Matthew Robbins. El papel protagonista de Luke Skywalker en La guerra de las galaxias convirtió a Mark Hamill en un actor muy conocido, pero, al mismo tiempo, le encasilló en este personaje, limitando su carrera de actor. De hecho, sus siguientes trabajos (al margen de las secuelas El imperio contraataca y El retorno del Jedi) fueron bastante olvidables. Además, un desgraciado accidente automovilístico le desfiguró la cara, endureciendo su rostro aniñado. Antes del accidente y cuando todavía iba para estrella, protagonizó Correrías de verano, encarnando a un muchacho obsesionado con la idea de recuperar su coche deportivo. Las limitaciones argumentales de esta anécdota intentaron enriquecerse a base de persecuciones automovilísticas y elementos románticos, pero la película pasó desapercibida en taquilla.
- Hair (1979), dirigida por Milos Forman. Adaptación de un musical de Broadway de gran éxito a finales de la década de los años 1960, realizada por el director checo Milos Forman. El hecho que se rodase en 1979 amortiguó su repercusión, puesto que la temática hippy ya había perdido vigencia y los temas tratados en la película estaban desfasados. A pesar de todo,la película tiene un tono más reflexivo que el del musical y también cuenta con unos números musicales y una banda sonora muy destacados, con el tema The Age of Aquarius al frente. Como curiosidad, el legendario director Nicholas Ray aparece en un papel secundario.
- Rocky II (1979), dirigida por Sylvester Stallone. Secuela de la exitosa "Rocky" que mantuvo el mismo equipo técnico y artístico de la predecesora. En esta ocasión, sin embargo, Sylvester Stallone se convirtió en el director, como haría a posteriori con la tercera, cuarta y sexta entrega. La famosa banda sonora fue de nuevo encargada a Bill Conti, autor también de la de Karate Kid. Esta segunda parte repitió el gran éxito de taquilla y abrió definitivamente las puertas del estrellato a Stallone. El intérprete neoyorquino se jugó el físico en más de una ocasión por este personaje. De hecho, mientras se preparaba físicamente para esta primera secuela, tuvo un accidente mientras intentaba levantar 100 kilos en un ejercicio de 'press' de banca. Por ello, tuvo que rodar la escena de la pelea final gravemente lesionado.
Manhattan (1979), dirigida por Woody Allen. Realizada tras el éxito de Annie Hall, Manhattan es un encantador homenaje a la ciudad de Nueva York y, en especial, a las gentes del barrio que da nombre a la película. Woody Allen construye un retrato cargado de ironía y de autocrítica, poniendo en evidencia la inestabilidad, seudointelectualidad y neurosis de los personajes protagonistas. Pero también es un relato sobre la difícil búsqueda del amor. Magnífica fotografía en blanco y negro de Gordon Willis, habitual colaborador de Allen, y brillante uso de la música de Gershwin en la banda sonora, especialmente en la larga secuencia inicial, con Rhapsody in Blue sonando de fondo. El largometraje obtuvo dos candidaturas al Oscar, por el guión de Allen y Marshall Brickman y por la interpretación de la adorable Mariel Hemingway, que interpreta a la amante adolescente de Allen.
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