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- Mañana lloraré (I'll Cry Tomorrow, 1955), de Daniel Mann. Biografía de la cantante real Lillian Roth, que está protagonizada por Susan Hayward y fue nominada al Oscar por este papel, que ciertamente borda; también realiza un excelente trabajo Jo Van Fleet como su madre. La película es todo un clásico acerca del alcoholismo, y tiene gran presencia en el último tramo Alcohólicos Anónimos y el gran papel que hace esta institución a la hora de ayudar a los que tienen esa dependencia. Helen Rose ganó el Oscar por el diseño de vestuario. Dirige Daniel Mann, quien ganó un Oscar ese mismo año por La rosa tatuada.
- Planeta prohibido (Forbidden Planet, 1956), de Fred M. Wilcox. Uno de los clásicos indiscutibles de la ciencia-ficción de los años 1950, pese a que hoy en día sus efectos especiales puedan parecer anticuados. Producida por una major como la Metro, Planeta prohibido contó con un holgado presupuesto para adaptar La tempestad de William Shakespeare, situándola en pleno siglo XXIII. Pese a estar dirigida por un artesano como Fred M. Wilcox, la película consiguió alcanzar unas cotas de reflexión y de madurez a las que hasta entonces no había llegado el género. La película también fue un éxito comercial y puso de moda tanto al robot Robby como los modelitos con los que pasea durante toda la cinta Anne Francis. Cabe decir que, como era de suponer, la película fue nominada al Oscar por los efectos especiales.
- Alta sociedad (High Society, 1956), de Charles Walters. Nueva adaptación al cine de la obra de Philip Barry, tras los magníficos resultados que lograra George Cukor en Historias de Filadelfia. Era difícil superar a esa obraa, pero la película que firma Charles Walters es más que aceptable, y se beneficia de la música de Cole Porter y las canciones de Frank Sinatra y Bing Crosby. De hecho, ela película tuvo dos nominaciones al Oscar en categorías musicales. Hay además una excepcional intervención de Louis Armstrong, que acompaña con su grupo a Bing Crosby en el tema Now You Has Jazz.
- Las siete colinas de Roma (Arrivederci Roma, 1957), de Roy Rowland. Un vehículo a la medida de un Mario Lanza ya en franca decadencia. Rodado en Italia (donde el cantante se refugió tras ser despedido del rodaje de El príncipe estudiante por sus constantes problemas de peso), fue su penúltimo trabajo para el cine, sólo un par de años antes de su prematura muerte a causa de un ataque al corazón.
- La bella de Moscú (Silk Stockings, 1957), dirigida por Rouben Mamoulian. Fabuloso musical producido en 1957 por Arthur Freed, quien también se encargara de esta tarea en la mítica cinta del género Cantando bajo la lluvia. La cinta no es sino un 'remake' del clásico Ninotchka!, película que vio a la luz en 1939 y que, a su vez, se inspiraba en la obra de Broadway de George S. Kaufman y Abe Burrows. Para esta nueva versión, rodada en cinemascope y en color en los estudios de la MGM, el cineasta Rouben Mamoulian coge las riendas de la dirección. El resultado es una producción de 2 millones de dólares de presupuesto que no tiene buena acogida por parte del público. La crítica especializada, no obstante, aclama el buen hacer de Cyd Charisse, impagable como bailarina y magnífica en la película. De hecho, Charisse y Fred Astaire, probablemente uno de los mejores bailarines vistos en la gran pantalla, son el plato fuerte de esta comedia musical que incluye gags ambientados en la Guerra Fría.
- El rock de la cárcel (Jailhouse Rock, 1957), de Richard Thorpe. La tercera y quizás más famosa película que protagonizó Elvis Presley, rodada justo antes de que iniciase su servicio militar. La cinta fue acogida con adoración por parte de los seguidores de Elvis y en el recuerdo colectivo ha quedado el memorable número musical de la prisión que da título a la misma. La actriz Judy Tyler, compañera de reparto de Elvis, murió tres días después de completar el rodaje, en un trágico accidente de coche en el que también pereció su segundo esposo. Por esta razón, 'El rey' se negó siempre a ver la película.
- El árbol de la vida (Raintree County, 1957), de dirigida por Edward Dmytryk. Edward Dmytryk, realizador que fuera víctima de la caza de brujas, fue el director de El árbol de la vida, una de las producciones más grandes y costosas (cinco millones de dólares) de la Metro Goldwyn Mayer desde Lo que el viento se llevó. Al igual que aquella, la cinta es un drama épico-romántico donde se estudian los conflictos emocionales de los protagonistas durante la Guerra Civil americana. Dmytryk, que utilizaría el tema de la contienda bélica en otros títulos de su filmografía, contó con un reparto estelar, encabezado por Montgomery Clift y Elizabeth Taylor, nominada al Oscar a mejor actriz por su trabajo. Pese a todo ello, el éxito de la película no fue el esperado.
- La gata sobre el tejado de zinc (Cat on a Hot Tin Roof, 1958), de Richard Brooks. Adaptación de una famosa obra de teatro de Tennessee Williams en la que se hacía un acerado estudio de la falsedad. En un principio, el proyecto se le propuso a Elia Kazan, quien ya había llevado la pieza a Broadway, pero cansado de sus roces con el dramaturgo, prefirió rechazar el encargo. Su sitio lo ocupó Richard Brooks, quien hizo una arriesgada apuesta: rodarla en color. Y es que, a pesar de que todos las películas artísticas de la época se filmaban en blanco y negro, cuando supo quienes serían los protagonistas, cambió de opinión para que el público pudiera ver la espectacular mirada azul de Paul Newman y los peculiares ojos violeta de Elizabeth Taylor. De hecho, ambos optaron al Oscar (al igual que Brooks), pero al final el largometraje se fue con las manos vacías. Como curiosidad, aunque todas las referencias a la homosexualidad existentes en el libreto original fueron suprimidas o camufladas, la película no perdió un ápice de intensidad y dramatismo.
- Gigi (1958), dirigida por Vincente Minnelli. Siete años después de Un americano en París, el director Vincente Minnelli recreó de nuevo el ambiente idílico de la capital francesa de principios de siglo XX y recuperó a la misma actriz, Leslie Caron, para interpretar este musical sobre el arte de la seducción. La película consiguió nueve Oscars de la Academia: mejor película, director, guión (adaptado de una novela de Colette), música, canción, dirección artística, vestuario, fotografía y montaje. Sin embargo, no hubo ni nominación ni estatuilla para sus intérpretes principales: Louis Jordan, Maurice Chevalier o Hermione Gingold. Eso sí, la película constituye todo un clásico del género musical.
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