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Heroínas insolentes, caprichosas y vulnerables
Muy rápidamente, Anouk Aimée se convirtió en la musa de la pre-Nueva Ola, con Les mauvaises Rencontres (1955), de Alexandre Astruc, y La cabeza contra la pared (La tête contre les murs, 1959), de Georges Franju. Posteriormente, formará parte de la época dorada del cine italiano y del inicio de la decadencia de Hollywood, multiplicando, con aparente indiferencia, reapariciones inesperadas y errores fatales: rechaza, por ejemplo, El caso Thomas Crown, de Norman Jewison, con Steve McQueen, un papel escrito para ella, para ir a rodar, con Yves Montand, una película preciosa - Una noche, un tren (Un soir... un train, 1968), de André Delvaux- donde, curiosamente, hizo sólo un papel secundario...
Por supuesto, su película más famosa es, con diferencia, Un hombre y una mujer (Un homme et une femme, 1966), de Claude Lelouch. una historia de amor que gustó tanto a los espectadores europeos como los americanos. Fruto de ello fue la Palma de Oro que recibió Lelouch al mejor director, y la obtención de dos Oscar por su película, el de mejor película de habla no inglesa y el de mejor guión original. Gran parte del buen recibimiento de la película fue gracias a la música de Francis Lai y a la interpretación de la bella Anouk Aimée. En 1966, toda Francia tarareaba "Como tú y yo ,ba dabada, dabadabada" en los cines, viendo a Jean-Louis Trintignant correr hacia ella –a cámara lenta– en la playa de Deauville. Claude Lelouch que la dirigira en otras ocasiones y no siempre bien (¡Si empezara otra vez! (Si c'était à refaire) en 1976, Viva la vida (Viva la vie) en 1984, Hay días... y lunas (Il y a des jours... et des lunes) en 1990, firmará dos secuelas de este triunfo inesperado, que se hizo mundial: la catastrófica Un hombre y una mujer: veinte años después (Un homme et une femme, 20 ans déjà, 1986), y la tierna y nostálgica Los años más bellos de una vida (Les plus belles années d'une vie, 2019).
Pero fue Jacques Demy quien la hizo inmortal. Con ella inaugura su galería de heroínas insolentes, caprichosas y vulnerables. En 1961, se convierte en Lola , "la que se ríe de todo, la que dice 'el amor es bello'"... Lola que, entre bastidores de un cabaret de Nantes, sacado directamente del mundo de Max Ophuls, homenaje a este maestro del cineasta, espera inquebrantable al marinero de su vida. Lola a quien encontramos, unos años más tarde, abandonada y perdida, en una tienda de modelos de Los Ángeles, frente a un soldado que parte hacia Vietnam donde, como siempre, para Demy, “el sol y la muerte viajan juntos”...
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