lunes, 7 de octubre de 2024

La playa ¿auténtico desastre o insustancial romántico?

Puede verse la película de Danny Boyle en Disney+.
Su reparto de conocidas estrellas y sus escenarios paradisíacos no la protegieron de feroces críticas adversas, cuando se estrenó en 2000. Intento de rehabilitar la obra menos querida del director de Trainspotting
Impulsado por el deseo de vivir experiencias y emociones apasionantes, Richard (Leonardo DiCaprio), un joven mochilero, viaja a Thailandia. En Bangkok se aloja en un hotel de mala muerte, donde conoce a una pareja de franceses, Étienne (Guillaume Canet) y Françoise (Virginie Ledoyen), y a Daffy (Robert Carlyle), un viajero consumido por años de sol y drogas y que está de vuelta de todo. Daffy, un ser tortuoso y paranoico, le cuenta a Richard una historia fantástica sobre una isla paradisíaca que nunca ha sido profanada por los turistas. (
Leonrado DiCaprio en La playa (2000)
En el cambio de milenio, al mismo tiempo que se percibía el olor del fin del mundo, vimos florecer muchas películas “subnietzscheanas”, que mezclaban cultura pop divertida y existencialismo de mala calidad, restos de la estética publicitaria de los años 1980 y trastornos mentales (American Psycho, Las reglas del juego, El club de la lucha…). De ellas, pero un poco aparte, la adaptación de The Beach (2000), un best-seller de Alex Garland (que aún no era el director de Men (2022) y Civil War (2024), con el sello A24), no era entonces realmente conocida por el culto. y mucho menos rehabilitación.
Guillaume Canet y Virginie Ledoyen en La playa (2000)
En La playa, tenemos un auténtico paraíso, al menos en apariencia. La playa secreta, a la que el trío protagonista llega tras diversas peripecias, ofrece un paraje increíble. Allí no es necesario trabajar: todo el día puede uno bañarse, retozar con el compañero o compañera de turno, practicar deportes, fumar hierba... Parece la comunidad perfecta, al estilo hippy, que vive sólo para el deleite de los sentidos y hacer lo que venga en gana. Parece.

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