martes, 15 de octubre de 2024

La saga “The Fast and the Furious” está en Netflix: centrémonos en cinco entregas notables, para bien… y para mal (I)

Casi todas las películas de acción y carreras de la franquicia están disponibles en Netflix. La oportunidad de disfrutar de una clasificación pequeña y no exhaustiva. La saga también incluye cortometrajes, una serie de televisión, espectáculos en vivo, videojuegos y atracciones de parques temáticos. Está distribuida por Universal Pictures. Si bien la saga ha tenido una baja muy importante del elenco con la muerte de Paul Walker en 2013, Vin Diesel continuó con las series de películas que le prometió al actor ya fallecido, recalcando que junto con el resto del elenco consideran que aun la saga está muy activa.
Paul Walker y Vin Diesel en Fast & Furious 5
Desde el inicio del curso escolar, Netflix ofrece un Fast & Furious casi completo, sin Fast & Furious 9 (hasta la fecha) ni los cortometrajes (Turbo-Charged Prelude, Los Bandoleros), pero sí con la serie animada. Para intentar aclararlo, he aquí una clasificación de las cinco características más destacables, de peor a mejor, donde no aparece ningún número par, todas mediocres. ¿Deberíamos deducir de esto una regla aritmética?

La peor: A todo gas: Tokyo Race (The Fast and the Furious: Tokyo Drift, 2006), de Justin Lin

Shaun Boswell es un chico que no acaba de encajar en ningún grupo. En el instituto es un solitario, su única conexión con el mundo de indiferencia que le rodea es a través de las carreras ilegales, lo que no le ha convertido en el chico favorito de la policía. Cuando amenazan con encarcelarle, le mandan fuera del país a pasar una temporada con su padre, un militar destinado en Japón, que vive en un diminuto piso en un barrio barato de Tokio. En el país donde nacieron la mayoría de los coches modificados, las simples carreras en la calle principal han sido sustituidas por el último reto automovilístico que desafía la gravedad, las carreras de "drift" (arrastre), una peligrosa mezcla de velocidad en pistas con curvas muy cerradas y en zigzag. En su primera incursión en el salvaje mundo de las carreras de "drift", Shaun acepta ingenuamente conducir un D.K, el Rey del Drift, que pertenece a los Yakuza, la mafia japonesa. Para pagar su deuda, no tiene más remedio que codearse con el hampa de Tokio y jugarse la vida.
Lukas Black en  A todo gas: Tokyo Race (2006)
Episodio menos rentable en taquilla, esta tercera parte podría haber marcado la muerte de la franquicia. Persecuciones ordinarias, romances ingenuos… A falta de los personajes originales –salvo el cameo final de Vin Diesel–, se apoya en el poco carismático Lucas Black, demasiado mayor para su papel de estudiante de secundaria estadounidense exiliado en Tokio. Con sus autos dando vueltas en un espacio pequeño (las rampas de un estacionamiento aéreo), la película casi roza lo absurdo.
(cont.)

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